Enemigo pequeño, pero numeroso
Un enemigo pequeño, pero numeroso
Nueva York ataca a las ratas con el recorte de la basura en la calle
Para combatir la proliferación de los roedores que aqueja a esta ciudad estadounidense, sus habitantes tendrán que sacar su basura más tarde de lo habitual.
Hay dos especies, y ninguna es la humana, que en Nueva York viven como reyes, según se dice. Los perros gozan de trato exquisito y mantel a la carta. Son queridos, halagados, mimados y, a veces, consentidos en exceso por sus colegas racionales.
En la otra cara de la moneda, las ratas ostentan un pésimo cartel. Seres del averno. Se las desprecia y odia. Pero a ellas les da igual que les da lo mismo, como se demuestra en que cada día son más y más confiadas, menos temerosas a exhibirse en público pese al rechazo general.
Hace unas jornadas, a la hora de la salida de los teatros de Broadway, en el andén de la calle 50 de la línea 1, un ejemplar de buen tamaño se relamía con una bolsa de papas fritas. No renunció a ese manjar ni siquiera por la proximidad de los curiosos que foto- grafiaban la escena, asombrados por la ausencia de timidez en el animal, realmente un pachorras.
Forman parte de la iconografía neoyorquina, metrópolis en la que, observando el sobrepeso que han adquirido, disfrutan de un momento de gloria.
Objetivo: matar a los roedores
Si bien nadie les ofrece el condumio, la Gran Manzana es una interminable happy hour para estos mamíferos. Las aceras ofrecen montañas de basura donde elegir. Como subrayó Jessica Tish, la comisionada municipal de saneamiento, “las bolsas negras sirven a las ratas como bufé libre”. Lo dijo esta semana, en la rueda de prensa en la que el alcalde Eric Adams, reconocido exterminador de roedores (se vanagloria), presentó la nueva estrategia para combatir la creciente plaga.
La regulación, que no será de aplicación hasta abril, consiste en obligar a los edificios residenciales y comerciales a sacar al exterior esas bolsas negras no antes de las ocho de la noche, cuatro horas más tarde de lo que está permitido ahora, gracias a una medida de 1971.
¿En qué se traduce esto? Pues en que dispondrán de diez horas, en lugar de 14, para darse el festín. “Vamos a matar a las ratas, no tienen cabida, no gobiernan esta ciudad”, remarcó Adams.
Aumentan un 71% las quejas
El problema no es nuevo. Los ratones, como las cucarachas, figuran entre las señas de identidad de Nueva York. Ocurre, sin embargo, que la época de la pandemia ha dado lugar a un incremento notable de la paquetería y de la comida a domicilio. El reflejo se halla en unas aceras cada vez más intransitables por la acumulación de basura y los cobertizos montados como terrazas de los restaurantes, otro gran atractivo para los seres del inframundo. Es más que común estar cenando y ver correteando a las ratas, incluso entre los pies de los comensales. El Departamento de Sanidad recibió 21.600 quejas por este asunto en lo que va hasta septiembre de esta año, que es un 71% más que en idéntico periodo del 2020.
“Esta es una manera de cortar uno de los muchos ríos que alimentan el mar de los roedores”, poetizó el alcalde de la ciudad Eric Adams. Pero la iniciativa, que mantiene excepciones para seguir sacando basura a las 16 horas y que incorpora una opción limitada de cuatro a siete de la mañana, ha sido recibido por la ciudadanía con un más que evidente escepticismo.
“No veo la diferencia”, replicó una vecina de la calle 85, al oeste de Manhattan. “Cuando más salen las ratas es al anochecer y las bolsas seguirán ahí”. Así que se reclama, como en otros lugares, la instalación de contenedores. Nueva York lo está estudiando, mientras en algunos edificios optan por métodos severos. Las matan a tiros.
Las ratas invaden Nueva York
El problema de las ratas se está escapando del control en Nueva York. De enero a septiembre de este año, el número de ratas ha aumentado 71% en comparación con el mismo periodo de 2020, de acuerdo con cifras gubernamentales citadas por el diario New York Daily News.
También han aumentado las llamadas al número 311 sobre alistamientos de ratas han aumentado, de acuerdo con el New York Times.
«Es obvio que Nueva York siempre ha tenido ratas», dijo Marcell Rocha, un residente de Greenwich Village, pero ahora «son más grandes y atrevidas, y te saltan enfrente. Son gimnastas, hacen volteretas».
En la primavera de 2020, esta ciudad del noreste de Estados Unidos se convirtió en uno de los focos globales del covid-19. Esto obligó a la ciudad a tomar estrictas medidas de confinamiento. La ciudad que nunca duerme, tuvo que descansar. Este encierro tuvo una consecuencia inesperada: las ratas comenzaron a proliferar u se volvieron mucho más temerosas, e incluso, agresivas, de acuerdo con una alerta emitida por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
«Los roedores dependen de la comida y de las sobras de esos establecimientos”, indicaba la alerta. Esto ha hecho que salgan más a la calle para buscar alimentos, además de cometer conductas poco comunes en la especie, como el canibalismo.
Las quejas de ratas aumentaron inicialmente en 2021. Entonces muchos culparon de su aumento de población a las terrazas al aire libre que muchos restaurantes habían construido en medio de la pandemia.
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