CRIMEN Y CASTIGO
Por Rosalía Arteaga Serrano
El Ecuador está sumergido en una especie de baño de sangre, hay algunas provincias y ciudades en las que la violencia se ha enseñoreado de sus calles, así lamentamos la muerte de autoridades como el Alcalde de Manta y en la semana pasada el trágico asesinato de un candidato a la Presidencia de la República.
Por ello, además de exigir que se descubra a los autores materiales e intelectuales, a los cómplices, a los encubridores, es necesario que se indaguen los causales para la comisión de los crímenes, porque solo de esa manera se empezará a descubrir qué oscuros intereses están interfiriendo en la política ecuatoriana.
Uno de los más graves problemas en el Ecuador es la vigencia de la impunidad, el saber que los criminales andan sueltos, a vista y paciencia y con la connivencia de jueces venales que no tienen ningún recato ni pudor al dejar capturas sin efecto, al dejar en libertad a delincuentes contumaces y al producir un cada vez mayor desprestigio de la justicia y de sus operadores.
La evidencia de que muchos de los crímenes se cometen con las directrices desde las cárceles, deja en muy mal predicamento a las autoridades en sus diferentes niveles, ante la incapacidad de generar políticas que realmente garanticen la seguridad ciudadana.
La moral pública decae y parece que la patria se deshace en mil pedazos, con el sacrificio de vidas y con la angustia de la mayoría de sus integrantes, que no encontramos respuestas frente a la ola de violencia en la que nos sumergimos.
Todo crimen debe tener su castigo, más aún los que convulsionan a toda una sociedad, los que intentan avasallar a un pueblo por temor. Por ello esperamos una respuesta certera y contundente por parte de quienes tienen la obligación de investigar, acusar y castigar.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
Ex Presidenta Constitucional de la República del Ecuador
Para ver más noticias, descarga la Edición