EL DESCARADO FESTIN DE VICIOS E ILEGALIDADES DE LA ASAMBLEA
Por: Mariano Jara
El papel que desempeña el Poder Legislativo, no ha llenado las expectativas y aspiraciones de los ecuatorianos; la imagen que se tiene de los asambleístas, es que son personas que trabajan poco, ganan mucho dinero, ( AUNQUE NO LES ALCANZA) tienen grandes privilegios y sólo ven por sus propios intereses. Su imagen está seriamente devaluada y la desconfianza hacia su forma de proceder es generalizada. El Poder Legislativo en Ecuador tiene atribuciones fundamentales, Legislar, Fiscalizar, (boicotear y traicionar a la patria).
Frente a lo anterior y en una lógica que parece esquizofrénica, los asambleístas y el Ejecutivo impulsarán una serie de reformas a la Ley de Seguridad Nacional, laboral, económica, si hay un diálogo serio, obviamente. Ya se habla de “acuerdos políticos”, que no son otra cosa que, canonjías y corrupción a su máximo nivel. Los Correistas dicen que apoyarán al Presidente electo Noboa, aunque en campaña electoral, anularon todas sus bondades como persona y político.
Para estos famosos acuerdos, no existe un proyecto coherente, compartido y consensuado de las principales estrategias que se deberían adoptar para enfrentar los grandes desafíos del país. Al no existir estos grandes consensos, los legisladores se ven influidos por los intereses de sus partidos políticos (presupuestos, cargos públicos y mantenimiento de privilegios) y de los poderes fácticos.
El diálogo, tendría que ser el espacio privilegiado para llegar a acuerdos y consensos, pero la poca pericia política, la cultura de la imposición, la ausencia de herramientas para la resolución de los conflictos y la actuación política atada al corto plazo, son problemas que abonan a que se mantenga un pobre desempeño de los asambleístas.
Los “honorables legisladores” sólo responden a sus partidos políticos. Esta relación de dependencia de la “mafia política” a los movimientos se acentúa, cuando son electos en la primera vuelta; es decir, en ese caso el acceso al puesto ni siquiera implica hacer campaña, lo importante es estar lo más arriba de la lista de posibles asambleístas que el partido define.
El Legislativo es una simple extensión del Ejecutivo y hasta una oposición y distorsión de la democracia. En los últimos años Revolución ciudadana es la primera minoría y siempre ha sido contraria al Presidente. Esto ha generado que el Legislativo tenga una autonomía formal de los otros poderes y por lo tanto, la toma de acuerdos al interior de este poder exige la necesaria negociación, que no siempre concluye a favor de los mandantes.
Otro de los problemas estructurales que comparten los miembros del Poder Legislativo con la alta burocracia de la clase política, es lo referente a los ingresos, los privilegios y la impunidad, que generan un deseo enorme por ser parte de este grupo, ya que implica muchas bondades con pocas responsabilidades; esto, por supuesto incentiva que, los que buscan estos cargos no lo hagan por servir a su país, sino servirse del puesto.
Además de su sueldo, tienen ayudas que les permiten pagar altas cuentas de teléfono celular, apoyos para el transporte y las comidas, se le facilitan los trámites gubernamentales, desde su posición pueden ayudar a sus familiares y amigos a los que colocan en diversas nóminas. La clase política permite que el que la hace NO la paga. En muchos casos, la máxima sanción es la inhabilitación por un tiempo, pero pisar la cárcel, es casi imposible.
Tampoco se les pide cuentas por sus actos legislativos, es decir, en este país no es posible exigir, de manera cabal, que un político justifique sus decisiones y actuaciones y mucho menos que se impute una sanción por un mal desempeño en el cargo.
La Ética y la integridad son pilares fundamentales de la función legislativa para garantizar la credibilidad en el sistema y legitimar las acciones de este organismo, por eso, el tema prioritario en la Asamblea Nacional “el combate a la corrupción interna” permitirá una institución honesta y transparente, para que recupere la confianza del pueblo.
No se puede concebir la lucha contra la corrupción sin un conjunto de valores pre/establecidos, que todos los involucrados conozcan, respeten, promuevan y que permitan discernir claramente entre lo que es deseable para el bien común y lo que sólo beneficia a unos cuantos y daña a todo un país. Los asambleístas requieren ser eficientes, profesionales, honestos para poder responder oportunamente a las necesidades de sus ciudadanos. La Ética y la honestidad de sus servidores públicos son indudablemente piezas claves para tener un cambio radical en el gobierno y en el Ecuador.
OPINIÓN
Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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