Las Instituciones en Ecuador son motivo de interés y desencanto
Por Holguer Mariano Jara
El Pésimo desempeño de las instituciones estatales, lo dejan mal parado al país; La confianza en las instituciones públicas, son un indicador de estabilidad en la democracia. Sin embargo, sólo una minoría de ecuatorianos confía en nuestras instituciones, pues las consideran mayoritariamente que son corruptas.
Las instituciones del Estado son reglas de la interacción social; garantizan el orden y contribuyen a la construcción de conocimientos. Sientan parámetros de conducta y nos ofrecen certidumbre respecto a los límites de lo que está permitido y lo que no.
Ecuador, no es atractivo para los inversionistas porque hay malas instituciones y hasta que no mejore, será un proceso de largo aliento. Este concepto no es tomado en cuenta por el gobierno ecuatoriano, a diferencia de otros países, que tienen prioridad absoluta en construir buenas instituciones. Estas bases sólidas de instituciones son las que permiten un mejor desarrollo e inversión.
El clima de inseguridad jurídica, política, económica, social, ética, moral sigue empeorando y las autoridades pierden cada vez más territorio de un país tomado como rehén por el terror de las bandas armadas, que ponen de rodillas al Ecuador.
No menos del 70% de la costa ecuatoriana está controlada por bandas criminales, ante la total indiferencia de las autoridades, que no hacen nada por revertir la situación, aunque todos los días nos recuerdan que estamos en estado de excepción o guerra contra los terroristas y delincuencia organizada.
Si Daniel Noboa, antes de lanzarse como candidato a la reelección a la Presidencia de la República, se da cuenta realmente, como está invadido el país por el narcotráfico, como avanza la corrupción y la inseguridad, seguro renuncia a la idea de ser Presidente por 4 años más.
En realidad, le veo más preocupado en la Vicepresidenta Verónica Abad, para no dejarle encargado el sillón de Carondelet, en la campaña electoral para su reelección, en los dineros del FMI, en la supuesta amenaza de muerte, que en los problemas del país.
Cuando Noboa se dé cuenta la magnitud del gran problema, ya no será cuestión de renunciar, si no que, con voluntad de gran ecuatoriano, debe enfrentar con lo que el país tiene, que es muy poco, un combate muy desigual, contra el crimen organizado, terrorismo y la mafia política opositora.
La policía para el combate del narcotráfico está muy por abajo de los niveles que el problema reclama. Los militares con evidentes limitaciones, el poder judicial esclavo de la criminalidad; la Asamblea Nacional, un corral de levanta manos y ambiciones partidistas, Fiscalías ineficaces, Jueces padrinos del narcotráfico, la misma Presidencia de la República, oficina para generación de empleos, uso del dinero del pueblo sin ningún desparpajo y negligencia absoluta.
Claro que la reacción de la gente contra el Presidente Noboa, es muy desconsiderada e irrespetuosa. En estas circunstancias, si las mentadas de madre dolieran, el hombre de cartón estuviera en un profundo lamento.
No hay ciudadano que quiera comprender por qué se le inculcan sus pertenencias, sus empresas y su vida, sobre todo cuando existe la seguridad de ser un buen ciudadano que no ha cometido error alguno, incluso de probidad, honradez y del buen juicio. De manera que lo que se ve hoy, no es nada nuevo bajo el sol.
Los partidos políticos en Ecuador agentes fundamentales en las elecciones e instrumentos para el ejercicio del derecho a votar y a ser votado, están entre las entidades con mayor percepción de corrupción: La mala reputación de las instituciones electorales, genera un sentimiento de desapego y desconfianza hacia la democracia misma.
En el país, el sector salud ha tomado mucha más relevancia, debido a la escasez de medicamentos, pésima atención a los usuarios, a la falta de información pública sobre las capacidades sanitarias y a las constantes maniobras de funcionarios principales y subalternos, para que la corrupción se sumerja más profundo.
La policía, está en el otro extremo dentro del grupo de instituciones con más percepción de corrupción. No es descabellado pensar que los ecuatorianos asocian, más corrupción con la policía porque tienen más contacto con estas instituciones. Las instituciones de seguridad en Ecuador, son motivo de interés y desencanto.
En concordancia, este gobierno no ha mostrado interés en diseñar e implementar estrategias institucionales para acabar con la corrupción. Pocas estrategias planteadas, han quedado hasta ahora, en el discurso. Tener confianza en la Constitución, las leyes o el gobierno democráticamente electo es fundamental, para que las personas las respeten y recurran a ellas cuando las necesiten. La institucionalidad debe tener siempre: credibilidad, legitimidad, transparencia, responsabilidad, representatividad e identidad.
Si los ecuatorianos no confiamos en las instituciones con las que tenemos mayor contacto, es síntoma de una doble crisis: de representación y de legitimidad. Es decir, estamos eligiendo representantes populares que consideramos corruptos y financiamos a una burocracia que creemos sólo nos extorsiona, recibiendo sueldos millonarios.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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