La Patria boba: Los tiempos de Maduro
Por Antonio Molina
Las negociaciones Baiden – Lula podrían ser la última carta del dictador para mantenerse en el poder, tras perderlo 7-3 frente a Edmundo González.
Ha pasado una semana de elecciones democráticas y la dictadura de Maduro sigue en el poder.
Y seguirá en el poder porque, democráticamente y de acuerdo a la Constitución venezolana, el dictador finalizará su mandato para el que elegido hace seis años recién el próximo 10 de enero, fecha en que ascenderá al poder en Miraflores Edmundo González Urrutia, elegido este 28 de julio, por la friolera de 6´392.350 votos (67.2%). Maduro tiene largos 5 meses para “negociar” su salida, lo más honrosamente posible, si cabe honra en un miserable sanguinario de su calaña.
¿Cinco meses para Maduro, sería mucho tiempo?… Lo suficiente para consolidarse en el poder… Claro que sí, pero en otras circunstancias. Ahora le importa más salvar la riqueza acumulada en todos estos años: Los millones de dólares depositados en paraísos fiscales de Europa, las mansiones regadas por el mundo, su avión privado, sus 80 carros de lujos, colecciones de antigüedades y arte y las subvenciones del Cartel de Los Solos, por solo permitir el procesamiento y la comercialización de la cocaína, corrompiendo a las Fuerzas Armadas Bolivarianas.
¿Qué a dónde se iría? No hay respuestas claras. Cuba, Rusia o Turquía, donde incluso tiene lista una mansión amoblada con lujo desproporcionado. Como les gusta vivir a estos líderes de izquierda que condenan la buena vida de los magnates de la derecha.
Sin embargo, en cinco meses podría negociar su salida de Venezuela con los Estados Unidos, cuya justicia, desde hace buen tiempo, le ha puesto precio a su cabeza (15 millones de dólares) y así están alertadas INTERPOL y otras policías del mundo.
LA SALIDA NEGOCIADA
La situación de Maduro es distinta – en su momento – a la del de dictador Noriega, de Panamá, donde tuvo que darse la intervención del Comando Sur de USA para capturarlo y forzar la devolución del poder. Ahora, por lo pronto, aparece descartado el desembarco de los “Marines” en Venezuela, fondeados ya en Guyana, que mantiene una disputa territorial por 160 kilómetros cuadrados del Esequibo, que administra y es rica en minerales. El presidente norteamericano Baiden, hoy, tiene la oportunidad de sacar provecho político de la crisis ocasionada por Maduro, que pretende aferrarse al poder de su país, tras el exitoso intercambio de prisioneros rusos por norteamericanos.
Baiden lo puede hacer y hacia allá enfila sus esfuerzos de una “salida negociada de Maduro”. Baiden entregará el poder el 20 de enero a Donald Trump o Kamala Harris, que van a elecciones en noviembre y por eso impone tranquilidad a las negociaciones sobre Maduro y Venezuela con Lula da Silva, el más asequible de los tres defensores del dictador en Latinoamérica (Manuel López Obrador, de México y Gustavo Petro, de Colombia), quienes afirman que quieren evitar una potencial invasión militar norteamericana en Venezuela, tras fracasar en la OEA la diplomacia de papel, sobre la que ya hemos comentado.
La negociación Baiden – Lula incluye a más de la familia de Maduro, a su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, la cúpula de generales (unos 6 u 8) de esa dictadura (también vinculados al cartel de Los soles); Elvis Amoroso, del CNE, Diosdado Cabello, los González, que completarían la veintena del séquito dictatorial que recibirían inmunidad por el acuerdo.
FUERA DE SÍ
Aun así, Maduro está fuera sí. No duerme bien por las noches ni come bien por día. Él, generalmente dicharachero para su grupo íntimo, está irascible. Veja y culpa a cualquiera de su entorno del fracaso electoral. Insulta u ofende a hombres y mujeres por igual. Todos se la apartan. Está desesperado. Entiende que su situación no tiene salida. Su prioridad, evitar la prisión porque no quiere ser un guiñapo como el “Chapo” Guzmán.
Esa desesperación lo lleva a mayores errores. Le dicen que pueden fabricar votos físicamente, pero que no se pueden agregar a la misma web del CNE, con la misma secuencia de tiempo, aunque en ese esfuerzo trabajan técnicos nacionales y extranjeros.
Monta en rabia cuando él pide explicación sobre los cómputos ofrecidos por la oposición, cuando estaba tan seguro que Edmundo González era “pan comido” para el 28 de julio, al que él mismo calificó los comicios como una disputa de “una gallina vieja frente a un gallo de pelea”.
López Obrador y Petro, calificados como “fósiles vivientes del marxismo trasnochado”, no quieren que María Corina Machado participe en una eventual reunión de transición entre los mandatarios entrante y saliente (Rodríguez – Maduro) que podría resultar de las negociaciones de Lula y Baiden, quienes sostienen que la Machado obtuvo el 92% en las primarias opositoras, que ella sostuvo poniendo a Corina Yori (igualmente descalificada por Maduro) y finalmente a Edmundo Rodríguez, presidente electo de Venezuela. Sin embargo, entre el escepticismo y la realidad, surge una interrogante final: ¿Podría ser la última jugada de Maduro, enloquecido por el poder?… Sí, es posible.
OPINIÓN
Antonio Molina
Especial para Ecuador News
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