LOS VENDEDORES AMBULANTES
Mucho se ha comentado sobre este enraizado tema conflictivo por llamarlo de alguna manera, donde a nuestro entender es el reflejo de una serie de incertidumbres por las que cada administración de la ciudad o municipio local se enfrentan; y no es la primera vez ni será la última. Los vendedores ambulatorios según la antropología o la historia, han existido mucho tiempo atrás, en sus diferentes manifestaciones desde que las sociedades empezaron a producir excedentes de bienes. En el antiguo Egipto, Mesopotamia, Roma, Grecia, etc. los comerciantes vendían sus productos al aire libre, otros en cambio trasladaban su mercancía a zonas rurales donde no existían mercados para el efecto. En Grecia existieron los vendedores ambulantes y se los denominaba “Kapeloi” quienes recorrían las calles vendiendo artículos pequeños y de uso diario. Ya en el siglo I “d.C.” con los peregrinos llegaban los cambistas y comerciantes a Jerusalén y se ubicaban a los alrededores del templo ofreciendo palomas, ganados, ropa, y más. Estos intercambiaban o compraban lo necesario para llevarlo consigo. De ésta y otras maneras fueron las principales formas de intercambio comercial puro, casi sin intermediarios.
Hoy por hoy, el cambio es mínimo, estando en el siglo de la modernización global, con la tecnología de punta, los teléfonos de alta gama, el apogeo de la inteligencia artificial, con “Centros Comerciales tipo Malll” por todo lado; todavía observamos la venta ambulatoria en todo su esplendor. ¿Por qué se da este fenómeno? es la gran interrogante. Conocemos a ciencia cierta la falta de un empleo fijo acá en New York, pocos son los que consiguen un empleo duradero, ¡pero los hay!. Por otro lado, no a todos les gusta el comercio, y si lo hacen, es por buscar la forma de obtener a toda costa el sustento diario de nuestras familias. Desde esa perspectiva estamos completamente de acuerdo, la familia es el motor de la sociedad, por consiguiente siempre buscaremos lo elemental para la subsistencia, mucho más cuando recién llegamos o emigramos de nuestros países. A otros por el contrario, a los que nos gusta el comercio, no nos atrae un salario o un sueldo por nuestra labor y tiempo, somos los que buscamos obtener un capital para emprender nuestro propio negocio “esto es lo que se tiene que hacer, a mi criterio”. De hecho, un par de años estuve vendiendo en las calles cuando llegue acá, conociendo de cerca el panorama. Pero existen personas dedicadas a esta actividad informal por más de 30 hasta 40 años y siguen en el mismo sitio, argumentando tener derecho aquel lugar; también están los que recién llegan y no conocen las normativas legales, y pelean, discuten, no respetan la autoridad, en fin. Deben primeramente obtener un patrimonio, luego arrendar un local y convertirse en un comerciante formal, con todas las garantías, pagando sus impuestos, bien asegurado y respetado por todos. El caso es que no quieren hacerlo; ya sea porque se acostumbraron a vender sus mercancías de ese modo, sin pagar alquiler, sin pagar impuestos, con el sol ardiente, con frio, y la mercancía maltratada. El desorden y el caos tanto de tránsito como peatonal a la orden día. ¿Existen dirigentes de esta agrupación social? Continuará…
Dr. Manuel Díaz Córdova