El FANATISMO POLITICO
Por: Holguer Mariano Jara
Una de las consecuencias del fanatismo político, es que nos lleva a confundir los sueños con la realidad. El fanático siempre anda a cierta distancia de la realidad, nunca pone los pies sobre la tierra. El fanático considera que sus sueños se harán realidad en forma automática, al igual que sus pesadillas si gana el contrario
La política debe ser objetiva, tiene su propia metodología. La política como ciencia o como arte de gobernar está pegada a la realidad. No hay nada más concreto y real que gobernar un país, ejercer el poder desde las esferas del Estado.
En la medida que la democracia formal se ha ido perfeccionando, las elecciones y el voto ciudadano se han tornado en una mega tendencia mundial. La política se masifica e involucra a toda la ciudadanía para obtener su voto.
Una población educada política y cívicamente, busca información objetiva. Lograr esto debería ser un objetivo central de la democracia. Pero en la realidad esto no sucede. En las elites políticas no siempre hay interés en educar a la ciudadanía.
De esa manera las campañas electorales dejan de ser educativas y se convierten en campañas comerciales de marketing político. El voto ciudadano es una moneda de cambio para comprar un producto. Así las contiendas electorales no se diferencian de una campaña comercial para vender crema dental o cualquier otro producto de uso masivo.
Las pocas regulaciones que hay sobre propaganda electoral se violan de manera flagrante. No hay ningún tipo de regulación para la obtención de fondos y los gastos de campaña, no rinden cuentas a nadie.
Cuando el fanatismo se vuelve un fenómeno generalizado, se vuelve “trans-ideológico”. Me refiero a que no lo podemos ubicar en una sola de las ideologías existentes y a que puede cambiar de signo ideológico. Gracias a los fanáticos el país perdió. Grupos minoritarios se apoderaron de la riqueza nacional y los problemas económico-sociales se volvieron críticos.
Es necesario e importante en la educación cívica y política de los ecuatorianos, contribuir para reducir el fanatismo político que nos causa daños imperdonables.