Realidades y temores…
Por ANTONIO MOLINA
Lo que vivimos los ecuatorianos, en estos momentos, es una resaca electoral muy fuerte, que ninguna de las dos tendencias doctrinarias la esperaba, porque los días previos a los comicios (del 9 de febrero) ellas misma desataron sus propios excesos triunfalistas (ficticios o reales) y los dos candidatos predominantes en la contienda, por exageración de los operadores de sus campañas y por la suerte un los gurúes electorales, le aseguraron a los electores que triunfarían en primera vuelta, ante una realidad diferente y fría, que nos obliga a todos – a candidatos y electores – a poner los pies sobre la tierra, a pensar desapasionadamente en lo que en verdad le conviene al Estado y a sus asociados.
Aquí, necesariamente, debo rescatar el pensamiento del consultor político y profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar, Gustavo Isch, quien, para las elecciones presidenciales del 2017, cuando debíamos decidir sobre el continuismo de Correa en el poder, dijo que “No son las encuestas las que ganan elecciones, sino las buenas campañas, los candidatos creíbles, y las estrategias adecuadas”.
Los hechos así nos lo está demostrando, están a la vista y forman parte de la Historia reciente. Revisemos: Triunfó Lenin Moreno (de la Revolución Ciudadana); su binomio presidencial, Jorge Glas Espinel, está en la cárcel de máxima seguridad La Roca acosado por cucarachas y ratones, que lo tienen al borde del suicidio anunciado, del que se hace eco hasta la CIDH de la OEA; y, su propugnador del establishment correino, Rafael Correa Delgado, anda por los techos, huyendo de la INTERPOL que tiene órdenes de la justicia ecuatoriana de capturarlo por peculado e intento de secuestro -en Colombia- a uno de sus opositores, para que cumpla las sentencias que pesan en su contra, como estoicamente lo hace Glas Espinel.
Recién, ahora, entre estas dos tendencias electorales que apoyan a los candidatos Daniel Noboa y Luisa González, el elector común tiene una visión más clara del quehacer político de ambos; hoy, sin el bosque de candidatos, en la llanura, le es más fácil discernir entre el aluvión de ofertas que tuvo de los 14 candidatos restantes, que fueron relegados a vergonzantes posiciones incluyendo a fuerzas políticas tradicionales como el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática, que en su momento condujeron los destinos del país. Lo afirmamos de la manera categórica y muy clara: Nada hemos perdido, tal vez el tiempo y los millones de dólares invertidos por el Consejo Nacional Electoral en la organización y ejecución del proceso que, además, nos ha permitido establecer fallas que imponen correctivos, sin ahondar en la afirmación del fraude planificado, porque algunos de los partidos políticos disponen de la capacidad informática para controlar cualquier trapacería inmoral.
Los cálculos de las encuestadoras siempre estarán en entredichos, porque, así como existen honestas y profesionales, existen otras “chimbas” nada profesional, tal vez elemental, al servicio de una buena y mejor paga. El CNE no cuenta con un instructivo jurídico que determine la esfera del trabajo profesional de las encuestadoras electorales, que en su mayoría se rigen por los dictados de la mercadotecnia, sin hacerle caso a lo que determinan ciencias como la sociología, Antropología y la psicología de colectivos y masas, que, aun siendo así, muchos audaces utilizan en su provecho. Además, deberíamos entender que la creatividad, la decisión, la valentía, la voluntad y hasta la audacia de los seres humanos son superiores a cualquier artilugio de la mercadotecnia.
Para mi referente en esta nota (Gustavo Isch), sus palabras se ajustan a los hechos, a las realidades que integran el campo sobre lo que escribimos los periodistas NO comprometidos. Isch, dice: “El mejor candidato en una situación de crisis como la que vive y se aproxima para el Ecuador, no es ningún pusilánime, no es un demagogo, no es el que tiene la mejor billetera, ni el que rueda por caminos preparados de antemano con cara de no romper un plato; el candidato deseable en un país en crisis es el que conjuga la imagen de liderazgo firme, pero sereno; capaz de dirigir como de dialogar; honesto y con experiencia en el manejo de la cosa pública”. I ese candidato – así idealizado – lo tenemos, seguramente más despabilado que ayer, de modo que la esperanza de hundir al pasado, de acabar con los regímenes del viejo país NO ha desaparecido, es parte de la propia resaca electoral del 9 de febrero, que será diferente con el andar de los días y se volverá eclosión para el próximo 13 de abril.
Desde hoy mismo deberíamos superar ese salario del miedo que las fuerzas del mal pretenden imponer como una baya entre el electoral y las urnas, donde inclusive esta marcada la frase en negritas EL VOTO ES SECRETO, que nos garantiza libertad absoluta para decidir por un futuro digno sin ataduras a los grupos violentistas, como los que “gobiernan” algunos barrios populares del norte de Guayaquil, donde los vacunadores terminaron de entender que a la gente no podían esquilmarla con 5 o 10 dólares por semana implementando, entonces, el pagó de UN DÓLAR DIARIO, por concepto de vivir en Guayaquil, sin que el Alcalde se percate.
Sin embargo, ese mismo grupo timador, que ofreció pagar 10 dólares p/c voto por su candidata, después de las 5 pm pasó por el barrio, en motocicletas pagando el billete de 10 dólares a quienes le mostraban el celular con la fotografía del voto a favor de su candidata. ¿Qué hacer en abril?… Que el elector sufrague y NO se tome foto con la papeleta en la mano antes de depositarla en las urnas y esta vez será más viable ese control, por ser la única elección que habrá. Es la audacia jugando infamemente con los compatriotas más débiles, entregándoles un billete de 10 dólares, que esos delincuentes terminarán quitándoselos diariamente por la vacuna, que deben de sufragar.
La creatividad, la decisión, la valentía, la voluntad y hasta la audacia de los seres humanos son superiores a cualquier artilugio de la mercadotecnia y son capaces de vencer el miedo, los fraudes informáticos y sortear todo tipo de obstáculos (como la inventiva de los delincuentes organizados) aparentemente insalvables.
Toda esta trifulca electoral que acabamos de pasar nace del último esfuerzo fallido del expresidente Correa, ese ser malo, abyecto, siniestro, apátrida y vengativo, que odia y quiere que todos los males posibles recaigan sobre el país porque no tuvo – el día de su cumpleaños -, el regalo que le había ofrecido el presidente mexicano Manuel López Obrador, un trofeo viviente, al exvicepresidente Jorge Glas Espinel en el Zócalo (la casa de gobierno de México), a quien horas antes policías ecuatorianos lo tomaron preso durante la irrupción a la Embajada mexicana en Quito, trasladado a Guayaquil e internado en La Roca, cárcel de máxima seguridad de la Penitenciaría de Guayaquil. La Cena con tacos y carnitas, el whisky con tequila, mezcal y charanda; los mariachis y algunos tríos ecuatorianos y grupos de danzantes mexicanos y ecuatorianos, fueron cancelados a última hora, cuando se supo que el avión Hércules mexicano no llegaría al Distrito Federal con todos los aparejos de la embajada mexicana en Quito, incluyendo el vehículo diplomático en cuyo interior debía viajar Glas burlando los controles ecuatorianos.
Ahí, fuera de sí, estalló el apátrida quien enloquecido le pidió a AMLO que nos invada, que se tome el Golfo de Guayaquil, que nos denuncie en la OEA, y en la ONU; que nos impida el ingreso a la Comunidad del Pacífico, como efectivamente ocurre y que nos demande ante la Corte Internacional de Justicia Penal de La Haya. Dicen que aquel día lo calmaron sirviéndole una Paloma, una bebida tradicional mexicana, a base de tequila o mezcal, más ligero que un coctel de Margarita. Fue a reposar, al día siguiente silbaba como un jilguero.