EL POPULISMO UN MODELO DE DESGOBIERNO
Por: Holguer Mariano Jara
Entramos en la curva y sin frenos para encontrar un camino expedito y que le permita al pueblo ecuatoriano elegir al Presidente de la República para el período 2.025 -2.029. Hoy más que nunca, es imprescindible reflexionar profundamente antes de sufragar, para no caer en el abismo.
En la papeleta electoral del 13 de abril encontraremos dos candidatos con diferente ideología: Daniel Noboa, busca terminar con la vieja política, su tendencia de centro derecha promete reivindicar y sacarlo al país de la profunda crisis.
Luisa González, es el continuismo del ex/Presidente Rafael Correa de extremo populismo, cuya receta depende de la ideología del socialismo del siglo XXI y tiene como carta de presentación o modelo de gobierno a Nicolás Maduro, con una dictadura que profundiza la crisis venezolana.
El populismo no es una forma de gobierno, es una imposición de gobernar a pueblos que tienen escasa cultura cívica. Se perpetúan en el poder para enriquecerse con dinero del Estado, pero haciéndole creer al pueblo que lo eligió, que su principal preocupación es verlo feliz.
El populismo para saciar la corrupción necesita a los pobres para manipularlos a su antojo con subsidios y mentiras. El éxito de un populista, está en evitar que los pobres dejen de ser pobres, para someterlos a una dependencia económica y social, fingiendo ser su protector, su Dios.
Te quiere ignorante, para ello construyeron las escuelas y colegios del Milenio, una infraestructura que ya no sirve, pero que a cambio miles de niños y jóvenes no tuvieron educación. Maestros despedidos abusivamente por no ser de su línea política y no poner en práctica el adoctrinamiento del socialismo burdo.
El populista se cree el salvador supremo, dispuesto a luchar contra los supuestos enemigos de la derecha a los que jamás denuncia ante la justicia. Siempre te dice falsedades y sofismas, que se difunde constantemente en arengas y discursos emotivos, para fanatizar a sus adeptos y convertir en enemigos de la oposición, hasta que el odio les impulsa a reacciones violentas contra el pueblo honesto.
Califican a las denuncias de corrupción en su contra, como intentos desestabilizadores provocados por los enemigos. No es casual que, derrumbados sus imperios de a poco vayan pagando las consecuencias de sus fechorías y terminan en la cárcel o se fugan del país como ocurre con los correistas.
Contra el flagelo populista, un voto razonado es el único y más efectivo antídoto. Los gobiernos populistas son incapaces de darnos algo sin despojarnos de algo más. El país está primero, el pueblo honesto está primero, un voto inteligente nos mantendrá con democracia y dignidad.