Francisco ahora reposa para siempre en un lugar alejado de los lujos y de las pompas
Más de 400.000 personas, según las autoridades italianas, se reunieron el sábado en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, para despedir al papa Francisco. Ha sido una de las mayores muestras de amor y admiración para alguien cuyo papado se basó en las ideas de ser pobre y humilde.
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Al menos 50 jefes de Estado y figuras de la realeza se dieron cita en el corazón del Vaticano para dar el último adiós a Jorge Mario Bergoglio, nombre secular del fallecido líder.
Una ceremonia histórica, repleta de simbolismos acordes a la impronta de Francisco, un Papa que se distanció de los lujos de la Iglesia y que -para muchos- será recordado por su lucha para hacerla una organización más inclusiva y progresista.
Fue el primer papa de la Iglesia católica en un siglo en no ser enterrado en las grutas de la Basílica de San Pedro. Francisco decidió que su última morada sea la Basílica de Santa María la Mayor, también en Roma, a unos 6 kilómetros de distancia del Vaticano.
El funeral del papa Francisco fue algo distinto a los de sus predecesores. Especialmente porque fue él mismo quien aprobó las nuevas normas sobre cómo deben ser enterrados los sumos pontífices del catolicismo.
Francisco, cuyo nombre secular era Jorge Mario Bergoglio, fue el primer Papa americano y el primero jesuita, singularidades que quiso reflejar en su papado.
Desde su nombramiento en marzo de 2013, Francisco quiso establecer la idea de una Iglesia «pobre y para los pobres», con gestos de sencillez como el de no vivir en el apartamento privado de los papas en el Vaticano sino en un cuarto en la residencia de Santa Marta.
Exequias a su manera
En abril de 2024, Francisco aprobó la nueva edición del libro litúrgico para las exequias del Papa, el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis («Rito de las exequias del romano pontífice»), en el que dio nuevas indicaciones sobre cómo deben ser los funerales de los jefes de la Iglesia católica.
La idea principal, de acuerdo al documento publicado en noviembre de 2024, es simplificar y adaptar algunos ritos para «mostrar que el funeral del romano pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo, y no el de un poderoso hombre de este mundo».
De todos los cambios que impulsó Francisco, tal vez el más notable sea la eliminación del uso de tres ataúdes, para pasar a uno.
Tradicionalmente, los pontífices eran enterrados en tres ataúdes: uno de ciprés, uno de plomo y otro de roble, que encajaban entre ellos. El fundamento para utilizar tres ataúdes era el de crear una cubierta hermética alrededor del cuerpo del sumo pontífice, además del simbolismo de cada material. Francisco, en cambio, fue enterrado en un único ataúd. En su caso, uno sencillo de madera revestido de zinc.
Rito de los 3 golpes
La constatación del fallecimiento de Francisco incluyó el rito de los tres golpes con un pequeño martillo en la cabeza del difunto, que realizó el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien debió llamar tres veces a Francisco por su nombre de pila. Al no responder este, dijo las palabras oficiales: Vere papa mortuus est («Verdaderamente, el Papa ha muerto») y se procedió a destruir el anillo papal.
«Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor», escribió Francisco hace unos años. «Pido que se prepare mi sepulcro en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal. El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus», agregó.
Más de 400.000 personas, según las autoridades italianas, se reunieron este sábado en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, para despedir al papa Francisco.
El papa Francisco entra al lugar en donde hace años decidió que debería reposar sus restos, lejos de los tradicionales lujos de otros tiempos, una filosofía que fue el eje central de su mandato.
El camarlengo Kevin Joseph Farrell selló el cajón del papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor, para su posterior sepultura.
El viernes se realizó el sellado del féretro con los restos del papa Francisco.