LA MUJER: MÁS ALLÁ DE LA IGUALDAD
Desde tiempos memorables ha existido la polémica referente a la igualdad de los derechos de las mujeres en relación con el hombre. Las féminas por lo general durante varios siglos siempre han estado supuestamente bajo el dominio de su compañero, el varón; y no es que fuéramos una especie opresora, ni mucho menos pensar siquiera ser dueños exclusivos del sexo opuesto. Son varios los estereotipos que se destacan en el desarrollo evolutivo, en cuando a luchar en busca de la igualdad ante nosotros. Parece un algo irónico que un hombre escriba estos temas. Pero me considero un persona muy abierta y sin prejuicios, en cuanto dar lo que corresponde a cada quien.
La sociedad como tal, desde la misma historia ha estado conformada por una sola una especie que razona (hombre y mujer). Si miramos desde una perspectiva Bíblica, fuimos creados por un Dios, para procrear la tierra, en armonía. Es el hombre quien ha inventado un sinnúmero de eventos hipotéticamente para sobresalir ante los demás animales.
Una de las luchas que más sobresalen fue en el año 1748 – 1793 por una guerrera llamada Olympe de Gouges, escritora, y activista indiscutible; cuando levantó su voz en protesta contra los privilegios de los “machos”, es decir, exigía en un documento la “Declaración de los Derechos de la mujer y de la Ciudadanía”. Aunque esta petición le costó la vida; vale el reconocimiento de este hecho trascendental, donde se la recuerda hasta la presente fecha.
Hoy día vemos féminas por todos lados, y me atrevo a pensar que han ganado mucho terreno, también han abarcado la mayor parte de puestos que antes fueron exclusivo de los varones; hoy ocupan altos cargos de liderazgo político mundial, como presidentas, vicepresidentas, ministerios, cortes supremas, dirigen grandes empresas, el avance es incuestionable.
Pero al margen de esta victoria – tan legítima como necesaria – algo sentimos que se está perdiendo; por donde lo miremos, “es la familia”, aquel núcleo donde se siembra toda sociedad civilizada, ha empezado a resquebrajarse. Y no porque la mujer trabaje, estudie o sea líder – eso es admirable – el caso es que el rol del centro del hogar, ha sido cuestionada como una carga, no como una misión sagrada y única.
Debemos plantearnos todos y admitir que la mujer tiene un rol irreemplazable en la preservación de la especie, no solamente de madre abnegaba, sino como equilibrio del mundo afectivo, moral y emocional. No es que estemos en contra de su derecho a ocupar cargos importantes, pero tampoco es menor su responsabilidad – nata y generosa – de sostener la esencia y el alma de la familia, ya que sin ella la humanidad se desploma. Por supuesto con su compañero de fórmula. Su batalla no es contra el hombre, sino con la injusticia de un sistema que no aprende a mirar con ojos de equidad.
Por: Dr. Manuel Antonio Díaz Córdova.