“EL CAPITALISMO: MUCHOS LO CRITICAN, PERO AL QUE TODOS QUIEREN LLEGAR”
Desde muy pequeños recibimos poca o ninguna información sobre este término: “el capitalismo”. Algunos lo critican con vehemencia, manifestando su completo desacuerdo y afirmando que representa la explotación del hombre por el hombre en su máxima expresión. Sin embargo, en breves palabras, nuestro diccionario lo define así: “El capitalismo es un sistema económico y social basado en la propiedad privada y el libre mercado”. Como vemos, la definición es clara y sin ambigüedades: está basado en el respeto a la propiedad de quien ha luchado, trabajado o hecho méritos para obtener algo, como una vivienda, un terreno o un negocio. Asimismo, resalta la libertad que tienen tanto quienes se dedican al comercio como a los consumidores.
Los reproches contra este sistema son numerosos, aunque suelen provenir de los llamados comunistas u pseudos socialistas. Si lo analizamos con mayor objetividad, el capitalismo ha prevalecido a lo largo de la historia. Surgió entre los siglos XV y XVI en Europa, cuando comenzó a debilitarse el sistema feudal. En esa época también emergieron el comercio internacional, la banca y la industria. Históricamente, se han identificado varias formas de capitalismo: el mercantilismo, el proteccionismo, el laissez-faire (dejar hacer), el capitalismo desregulado y el capitalismo corporativo.
Más allá de las ideologías, el capitalismo ha permitido que millones de personas salgan de la pobreza extrema. Según datos del Banco Mundial, desde 1990 esto ha sido posible gracias a la expansión de la economía de mercado en casi todo el mundo. Además, el capitalismo fomenta la invención, la innovación, las mejoras tecnológicas. Las empresas privadas invierten grandes sumas de capital en nuevas investigaciones; por ejemplo, en Estados Unidos, el 70% de la inversión en investigación proviene del sector privado.
Un caso reciente y tangible fue la pandemia de COVID-19, que dejó secuelas irreparables en el mundo. El mérito por el desarrollo de la vacuna lo tuvo el laboratorio norteamericano Pfizer. ¡Gracias a esa bendita inmunización, todavía estoy vivo, pues fui atacado por este mal, dos veces!
Hablar, criticar, escribir, lo pueden hacer todos, incluyendo los detractores del capitalismo. Muchos lo odian y lo desprecian, pero esos mismos críticos luchan por migrar a países donde este sistema prevalece, como Estados Unidos, incluso pidiendo asilo. Porque, como bien dijo Margaret Thatcher: “El problema del socialismo es que se acaba el dinero… el de los demás.”
Sabemos que el capitalismo tiene sus fallas, pero ofrece libertad para emprender, intentar y hacer lo que no podíamos en nuestros países. Por eso, en lugar de destruirlo o hablar mal de él, deberíamos perfeccionarlo, hacerlo con un rostro más humano.
Por: Dr. Manuel Díaz Córdova