EN MARCHA EL POPULISMO DE DERECHA
Por: Holguer Mariano Jara
El gobierno de Daniel Noboa realiza este 11 de septiembre en Guayaquil, la segunda marcha en apenas 100 días de gestión. Esta movilización “por la Justicia y la Paz” se efectuará con miles de empleados públicos, militantes y simpatizantes de ADN, aunque muchos de ellos no saben por qué, ni para qué salen a tomar el sol.
Pero ¿qué hay, detrás de esta marcha orquestada por el ejecutivo? es el inicio de la campaña electoral a favor de la Consulta Popular? ¿Oh pretende hacernos creer que las calles son el único espacio de legitimidad social y apoyo, ante la falta de credibilidad de la Justicia y seguridad en territorio nacional?
Ecuador está en medio del nacimiento del populismo de derecha, una ideología política que combina la política y la retórica. Mientras los populistas de izquierda son fugitivos, están de retirada o internos en la cárcel.
El populismo es un enfoque de la política, no una teoría singular e integral de la gobernanza. De hecho, es una táctica que se ha utilizado durante mucho tiempo en todo el mundo, para mantener el poder y Ecuador no es la excepción. Las promesas de los nuevos políticos que apelan a estos instintos no tienen por qué ser totalmente coherentes y racionales, ya que la base de apoyo en sí misma es fluctuante y cacofónica.
Los populistas de derecha yuxtaponen su identidad e intereses comunes, que se consideran basados en el sentido común, con la identidad e intereses de “otros”. Los populistas de derecha, no son necesariamente extremistas. Los movimientos que lo integran comparten rasgos xenófobos y nacionalistas, una tendencia al autoritarismo y un liderazgo agresivo.
La incapacidad de los partidos tradicionales para ofrecer formas distintas de identificación en torno a posibles alternativas, propician el florecimiento del populismo de derecha. ADN movimiento gobiernista, intenta con marchas ciudadanas movilizar pasiones y crear formas colectivas de identificación con respaldo al gobierno, hoy, por la Justicia y la Paz.
El éxito de los populistas de derecha se debe a que brindan a la gente cierta forma de esperanza, con la creencia de que las cosas podrían ser diferentes. Por supuesto, se trata de una esperanza ilusoria, basada en premisas falsas y en mecanismos de exclusión inaceptables donde la xenofobia suele desempeñar un papel central, pero en concreto, son una copia de los populistas del siglo XXI.
La incompatibilidad del populismo de derecha con la democracia queda clara, cuando se considera cuidadosamente quienes son a menudo el “pueblo” en la imaginación populista. No son todo el pueblo, son la mínima coalición ganadora del pueblo, o sea, siempre ellos.



