ARDE LA SELVA…HACE AÑOS
Una de las cosas que más me impresionó, cuando en el año 2004, es decir hace 15 años, fui elegida Secretaria General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, OTCA, asistí a una reunión en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, fue la cantidad de humo que llegaba a la ciudad, procedente de las quemas que los agricultores realizaban en áreas aledañas, en una práctica que los bolivianos denominan “chaqueo”, y que incluye los incendios provocados para preparar la tierra para la agricultura.
Pero no solo en Santa Cruz, también en territorio peruano, en la zona de Puerto Maldonado, o en Acre en Brasil, el humo de las quemas absurdas de la selva, ha sido visible por la cantidad de territorios afectados, por el humo que hace lagrimear los ojos y también el corazón; por estas prácticas que vienen, en su mayor parte del sector agrícola, con la idea de beneficiar el suelo.
En algunos momentos más graves de los incendios, los aeropuertos tenían que cerrarse, las escuelas dejar de funcionar, los niños y ancianos salir con mascarillas a las calles para tratar de protegerse del rigor del humo ocasionado por el accionar humano.
Si a eso se suman los fuegos causados de manera accidental o los que se producen de manera espontánea por la ausencia de lluvia y el calor excesivo, y otros ocasionados de manera intencional y delictiva, las zonas se transforman en un infierno.
Ha habido intentos basados en enseñar a los agricultores ya establecidos sistemas de fuegos controlados, o simplemente erradicar estas costumbres, que no se dan solo en la región amazónica, sino en todo el mundo. Pero las gestiones han sido infructuosas. Hoy el mundo siente alarmado que una parte importante de la selva amazónica, la más grande selva tropical continua del mundo, desaparece transformada en humo.
Esta selva constituye uno de los más importantes reguladores del clima en el planeta, es la generadora de las más grandes reservas de agua, guardiana de la biodiversidad más rica del planeta.
Es bueno que los ojos de la humanidad se vuelquen hacia la Amazonía, que además se preocupen por los seres humanos que en ella viven, ya que esta región no es un “espacio vacío” como generalmente y de manera equivocada se piensa. En esa región, en la Amazonía continental, la que está formada por ocho países, viven más de treinta millones de habitantes.
Las soluciones deben venir de los gobiernos, pero también de quienes habitan la región, de las empresas y países que tienen inversiones y sacan los ingentes recursos de estas tierras prodigiosas.
ARDE LA SELVA…HACE AÑOS
Por Rodalía Arteaga Serrano
ExPresidenta Constitucional de la República del Ecuador
www.ecuadornews.com.ec