Perú, policías ya han vuelto a sus funciones
Policías que no acudieron a evitar asesinato de una mujer y 3 de sus hijos en Perú, ya han vuelto a sus funciones
La educadora peruana Jesica Jamina Tejeda Huayanay murió a los 34 años de edad, asesinada por su pareja, Juan Huaripata Rosales. En la casa había cuatro niños, dos de la pareja y otros dos que Tejeda tuvo con anterioridad. El agresor mató a sus dos hijos y al mayor de la familia, de 14 años, que quiso defender a su madre de las puñaladas. El asesino además quemó la casa, producto del fuego una niña pequeña también falleció.
Solo uno sobrevivió a los cuchillazos, el fuego y humo del incendio: a sus nueve años, el instinto le ordenó que fingiera estar muerto; después, herido en el rostro y la espalda, pudo escapar. La madre de la víctima sigue sin comprender el asesinato: “Creen [los hombres] que somos su propiedad privada”, especula. Eso fue lo que pasó. Es el futuro lo que está en entredicho: la justicia y la reparación.
HASTA AHORA LA GENTE NO ENTIENDE COMO LA POLICÍA PERUANA NO HIZO NADA PARA EVITAR EL FEMINICIDIO
Este asesinato múltiple conmocionó a Perú por su crueldad e indignó porque la Policía Nacional no respondió a la llamada de emergencia ni a las súplicas de los vecinos que ante los gritos de las víctimas acudieron a buscar ayuda a la comisaría de San Cayetano, apenas a 150 metros de la casa en la que se desencadenaba el horror.
El primer pedido de ayuda de los vecinos, al escuchar los gritos de la víctima y de sus niños, fue alrededor de las 3:45 de la madrugada en la dependencia policial, según las investigaciones de la Fiscalía. La policía recibió una segunda llamada al teléfono de emergencia a las 4:30. Dos agentes acudieron al lugar siete minutos después, cuando ya era tardísimo.
Al asesino le dio tiempo incluso a meter una muda en una bolsa antes de iniciar la escapada. Un vecino ayudó a detenerlo cuando huía, cuentan las personas que fueron testigos de la escena.
Hay dos investigaciones fiscales en curso por este cuádruple crimen: una es la pesquisa por feminicidio y parricidio contra Juan Huaripata, y la otra por denegación o deficiente apoyo policial contra los policías que estaban en servicio esa madrugada, “y quienes resulten responsables”. Los agentes investigados son Jorge Martín Carrillo Vega, José Antonio Rodríguez Manrique, Jhon Canchanya Huamán, William Jiménez Chumacero, y Fidel Martínez Cuadrado.
Además, también hay un proceso disciplinario que abrió la Inspectoría de la Policía Nacional. Rodríguez y Canchanya estuvieron en detención preliminar por siete días a inicios de enero por decisión de un juzgado militar-policial mientras eran investigados por abandono o retardo de guardia y por desobediencia en agravio del Estado. Ya han vuelto a sus funciones policiales, aunque han sido trasladados a otras comisarías o tareas.
Pese a la gran atención y rechazo que provocó el caso, las promesas incumplidas de los responsables políticos han incomodado a la familia en vez de aliviarla.
EL MINISTERIO DE LA MUJER DEL PERÚ INCUMPLE PROMESAS A PARIENTES DE LA ASESINADA
Por ejemplo, el Ministerio de la Mujer anunció que financiaría el entierro y los nichos perpetuos de Tejeda y sus tres hijos. Los padres de la víctima, Fernando Tejeda y Agustina Huayanay, contaron a la prensa que la familia fue enterrada en dos cementerios diferentes, contiguos, en la zona más alejada de la entrada del camposanto y en el nivel más alto de un pabellón. “Somos personas mayores y con enfermedades.
En el cementerio nos dijeron que los nichos tienen problemas y no son permanentes”, señala el padre. “Nos han limosneado”, apunta Emilio, el hermano menor de la víctima.
El área de prensa del Ministerio de la Mujer respondió a esta corresponsal, hace una semana, que los nichos eran propiedad de la familia a perpetuidad, pero el martes 3 de marzo, la oficina de prensa del Ministerio precisó que la Beneficencia Pública entrega esa “ayuda social” por 10 años y que cuando se cumpla ese plazo, “se gestionará para que el apoyo social continúe”.
Los padres han contraído una deuda a cinco años por unos 7.300 dólares para exhumar los restos de su hija y nietos y llevarlos a un cementerio privado donde no pasen tantas penurias para colocar las flores.
En cuanto a la defensa legal a la que tiene derecho la familia, el abogado del Centro de Emergencia Mujer de la zona en la que viven, dependiente del Gobierno, fue en enero a la Fiscalía a ver el expediente y constató que estaba “pendiente la acusación fiscal”. Esa constatación es de perogrullo, pues los fiscales toman dos o más meses para presentar la acusación, antes de ello son necesarias decenas de diligencias previas, como las citaciones de testigos e investigados y la toma de sus declaraciones.
En febrero el abogado del Estado retomó el caso luego de la visita del padre y abuelo de las víctimas: el Ministerio Público le informó de que el plazo para que la fiscal presente la acusación vence el 15 de marzo. “El padre del detenido es policía. El Estado no se interesa por este caso y en uno de los expedientes dice que el Estado es el agraviado y no la familia”, refiere confundido. Ante la poca diligencia del abogado del Estado, la familia ha buscado orientación legal en la organización feminista Flora Tristán.
La familia ha acudido a la Defensoría del Pueblo para que el crimen no quede en el olvido entre decenas de feminicidios y desapariciones de mujeres y niñas que azotan Perú semanalmente y quedan sin resolución. El país cerró 2019 con 166 feminicidios, 11% más que en 2018.
LA COMPLICADA VIDA DE JESICA TEJEDA QUE FUE ASESINADA ESTANDO EMBARAZADA
Tejeda creció en un barrio difícil de Lima, en el distrito de El Agustino, en una casa al pie de un cerro de roca en el que cada familia fue construyendo su vivienda al ritmo que permitía el dinero. Un vecindario en el que escasean los parques y espacios públicos seguros. El 20 de marzo cumpliría 35 años. Durante un tiempo vivió en el edificio de sus padres, ambos de 59 años y vendedores de calabaza, y dos hermanos varones. La vida no es fácil en esa zona de Lima. Se madruga y se trabaja y la salud no siempre alcanza: dos tipos de cáncer llevaron a la madre a pasar por radioterapia y debido al tratamiento médico recibido ha perdido parte de un brazo.
CRÓNICA
Por Lic. Francisca Mollenhaguer
Corresponsal de Ecuador News en Perú
Para ver más noticias, descarga la Edición
www.ecuadornews.com.ec