Gerardo Vital tenía dos carros. Uno desde hace años para su familia y otro para su trabajo como guía turístico en un negocio propio en el que llevaba apenas un año tras trabajar varios años para agencias. El turismo desapareció con el coronavirus y Vital ha tenido que vender uno de los carros para poder pagar la renta de marzo a junio.
El otro está en leasing y no lo puede devolver así que cada mes tiene que pagar $2,000 entre renta y la mensualidad del carro. Pero sin ingresos, no ha podido pagar al casero ni julio ni agosto mientras ha puesto el carro en la tarjeta de crédito que tiene al borde del límite.
Tanto este mexicano como su esposa, que es mesera, están desempleados desde que la pandemia cambió a la ciudad. Son parte del 66% de trabajadores inmigrantes negros y latinos en la ciudad que aún no tienen empleo. Así se lo han hecho a saber a Se Hace Camino NY y Hester Street en una encuesta hecha en julio, y cuyo resultado fue dado a conocer este martes.
Desde estos grupos se pide que el gobernador Andrew Cuomo, cree un fondo de emergencia para estas familias trabajadoras, personas recientemente encarceladas o inmigrantes que han perdido por el COVID-19 a quien traía los ingresos al hogar, como proponen la senadora Jessica Ramos y la asambleísta Carmen de la Rosa.
¿Cómo pagarlo? Con ingresos derivados de un impuesto sobre las grandes fortunas. Según un estudio de Americans for Tax Fairness 118 milmillonarios de la ciudad han visto como su patrimonio se incrementaba en un 15% durante los primeros meses de la pandemia.
En esta se revela que aunque la emergencia médica por el virus se ha reducido, “continuamos viendo una calamidad económica, pérdidas de empleos y seguridad financiera demás de una crisis que se está preparando en la vivienda de proporciones no vistas antes”.
El informe es una continuación de un estudio anterior hecho en la primavera entre personas que viven en las mismas zonas de la ciudad de Nueva York, Long Island y Westchester y lo que revela es que las dificultades han persistido durante el verano. Y eso agrava la situación y complica su solución.
El 60% de los desempleados que son ciudadanos no han recibido ayudas federales ni estatales.
Indocumentados se llevan la peor parte
En la misma situación está el 98% de las familias en las que hay indocumentados y que deliberadamente se quedaron fuera del alivio federal, según han verificado estas dos organizaciones. Se trata de unos 597,000 neoyorquinos indocumentados que se han quedado sin ninguna protección pese a pagar unos $140 millones anuales en sus impuestos para el seguro de desempleo en la ciudad.
En mayo “los datos apuntaban a que las comunidades inmigrantes de color fueron las que con más fuerza recibieron el impacto en la salud del COVID-19 con demasiadas personas enfermando y perdiendo a seres queridos“, explica Betsy MacLean, co directora ejecutiva de Hester Street. “Tres meses después está claro que si el Gobierno no actúa ahora estas mismas comunidades sufrirán la mayor parte de la crisis económica y de vivienda”.
Este mexicano, padre de dos hijos de nueve y siete años, explica que no ha recibido cheque con los $1,200 por contribuyente ni los $500 por hijo, tampoco tiene seguro de desempleo y solo esperan que se les conceda una ayuda para el pago parcial de la renta.
Vital fue una de las personas que hizo el ayuno hace unas semanas para pedir el impuesto a las personas de grandes fortunas para crear un fondo porque “no pagan lo justo, ese es el punto”, antes de recordar que ni como trabajador independiente ni de ninguna manera ha podido acceder a ayudas, de momento.
Aunque la moratoria a los afectados por COVID-19 se mantiene por la Safe Harbor Act, no hay ayudas federales en estos momentos que permitan asegurar ingresos y por ello estas organizaciones están pidiendo una moratoria universal de desalojos tanto residenciales como comerciales durante un año más de lo que dure la crisis. Además de crear programas para proteger a los desamparados quieren que se perdonen las rentas y los pagos hipotecarios desde el 7 de marzo hasta el fin de la crisis y 90 días más.
Futuro incierto
Vital dice que el turismo tardará al menos dos años en recuperarse. Él estaba empezando como independiente con un negocio que no estaba al 100% mientras hacía inversiones en este con sus ahorros.
A día de hoy su plan es otro. Pidió al deli donde solía ir a comprar regularmente que le dejaran un espacio en la calle para vender tacos, los que hace él mismo y que describe como “los mejores de Nueva York”. El dueño, un ecuatoriano, ha arrimado el hombro y le deja que use el espacio donde se hacen jugos para que instale su venta de 9.00 PM a 3.00 AM.
“Va jalando poco a poco”, dice de este negocio que ahora le ocupa. Del dueño del deli dice que su generosidad “es una bendición”, que le ayuda con compañía y con el cierre. Sabe que como él hay gente que echa una mano. No todos, pero de momento, esta noche seguirá vendiendo tacos mientras espera que algún día pueda tener las ayudas que otros trabajadores han recibido.