La Navidad más amarga de la Corona Real Española
La Navidad más amarga que va a pasar la Corona Real Española en este año 2000 alejados de Juan Carlos I
El Rey emérito de España, Juan Carlos I ha terminado asumiendo que no podía volver a España por Navidad. La decisión cierra un episodio espinoso que se suma a otros conflictos que la Familia Real ha tenido que sortear en estas fechas «tan entrañables» desde hace años.
El comunicado con el que el Rey emérito Juan Carlos i ponía fin a semanas de especulaciones al anunciar que desiste de venir a España en Navidades, ha sido su primer gesto público de subordinación a su hijo el Rey Felipe VI, desde el verano. Más allá de la pandemia, el ex Jefe del Estado tiraba al fin la toalla y se plegaba a la prohibición de Zarzuela de retornar en un momento tan complicado, apenas unos días después de su regularización fiscal y en vísperas de que Felipe VI pronuncie su discurso más importante del año, el de Nochebuena.
La relación entre padre e hijo es difícil aunque siguen en contacto como confirman fuentes conocedoras de la Casa Real. Aunque fue el jefe de su Casa, Jaime Alfonsín, el que llevó a cabo la negociación con Don Juan Carlos para su salida en agosto de Zarzuela. Desde entonces, el Rey Padre ha tenido varios gestos de malestar pues se cuestionaban no solo sus escándalos sino también su decisión de asentarse en Emiratos Árabes -contra la voluntad de Zarzuela- . De ahí, la campaña de globos sonda a través de amigos para avanzar su intención de regresar por Navidad, como el turrón, de nuevo en contra del criterio y la conveniencia de la Casa del Rey.
Desactivada esta bomba, en Palacio confían en tener unas Pascuas algo más calmadas. Aunque, en honor a la verdad, hace mucho que las Navidades son las fechas más complicadas de todo el año para la Familia Real.
Algunos de los problemas repetidos desde años atrás tienen que ver con una de las anomalías de la Monarquía española cuando se la compara con las demás de Europa. Porque casi todas las familias reales repiten tradiciones y mantienen una serie de patrones fijos, bien conocidos por sus respectivos pueblos, que saben dónde pasan las fiestas sus monarcas, qué ritos cumplen o qué recepciones presiden. Es habitual, por ejemplo, ver a los soberanos de Noruega, Dinamarca, Inglaterra o Luxemburgo, por citar algunos, acudir junto a los suyos a misa el 25 de diciembre o el 1 de enero, en la lógica de acentuar su rol simbólico en fechas tan señaladas.
En España no ha ocurrido esto desde 1975. La Navidad, como tantas otras cosas, se ha considerado un periodo de vacaciones privadas para los miembros de la Familia Real. En los años 80 se filtraba que Don Juan Carlos, Doña Sofía y sus tres hijos acudían a misa el 25 de diciembre en la capilla privada del Palacio de La Zarzuela. Desde luego no se dejaban ver. Nunca se han dado explicaciones oficiales sobre cómo y con quiénes pasaban las fiestas. Y jamás se han difundido esas fotografías navideñas con las que nos inundan las demás dinastías. Esa total falta de transparencia nos ha traído donde estamos.
COMO ERAN LAS NAVIDADES CUANDO JUAN CARLOS I CON LA REINA CRIABAN A SUS NIETOS
Las Navidades de 2007 fueron las primeras que llegaron con polémica a Palacio. Se acababa de producir el «cese temporal de la convivencia» entre la Infanta Elena y Jaime de Marichalar y durante semanas se especuló sobre si el duque de Lugo asistiría o no a cenar en Nochebuena con su familia política. La confirmación de su ausencia se interpretó como síntoma del divorcio que llegaría en pocos meses.
Las últimas Navidades de Don Juan Carlos en el trono ya dieron pie a toda clase de especulaciones incómodas. Pero las de 2014, las primeras de Felipe VI como Rey, supusieron un gran quebradero de cabeza. La Infanta Cristina y su marido, obligados al destierro por el caso Nóos, no tenían ya cubiertos en Zarzuela. Se especuló con que Don Felipe y Doña Letizia y sus hijas, celebraron las fiestas en el Pabellón del Príncipe, su propia residencia en el complejo palaciego, junto a familiares de la Reina como su madre Paloma Rocasolano y su abuelo Francisco. Y no sería el último año en que se publicaría que Doña Letizia no había querido pasar la noche de paz con su suegro.
En 2018, tras un lustro de ausencia, y con su marido Iñaki Urdangarin ya en prisión, Doña Cristina volvió a celebrar la Navidad en Palacio. aunque fuentes oficiosas señalaron que no coincidió en la mesa con su hermano, el Rey, y su cuñada. Al año siguiente, dado que el ex duque de Palma pudo disfrutar de un permiso carcelario navideño, la Infanta y los suyos, con las puertas de Zarzuela cerradas de nuevo, se tuvieron que refugiar en la casa vitoriana de la madre de Urdangarin.
Fueron también muy polémicas las vacaciones navideñas de los Reyes el año pasado porque disfrutaron de hasta 17 días de asueto, algo desmesurado y que contrasta con las costumbres de la mayoría de los monarcas europeos en estas fechas, lo que les acarreó no pocas críticas.
No nos extrañaría que, como en tantos otros hogares, y más en este maldito invierno de la pandemia, en Zarzuela sólo cuenten los días para que sea 7 de enero.
ENTRETENIMIENTO
Por Carmen Arboleda
Directora de Farándula
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