Don Juan, el único monarca que fue ‘proclamado’ rey después de muerto
Don Juan, el único monarca que fue ‘proclamado’ rey después de muerto
Se cumplieron 28 años de la muerte de Don Juan de Borbón, fallecido de un carcinoma de laringe el 1 de abril de 1993 en la habitación 601 de la Clínica Universitaria de Navarra con 79 años.
Un mal que le detectaron en 1980 en el Memorial Hospital de Nueva York, pero pese a extirparle el órgano afectado y al tratamiento que le sometieron, no pudieron salvarle.
Pasó ingresado en Pamplona sus seis últimos meses de vida, durante los cuales Don Juan Carlos , su hijo y futuro Rey español viajaba a la capital navarra una o dos vces por semana para visitarle. El último encuentro con su padre vivo tuvo lugar el 7 de marzo, ya que al día siguiente el conde de Barcelona cayó en un coma del que no despertó. Según explicó el doctor García Tapia, jefe del equipo médico que le atendió, «no puedo decir cuáles fueron las últimas palabras que dirigió a su hijo, porque estaba a respetuosa distancia, pero sí pude ver el gran abrazo de despedida que le dio, intuyendo que su vida se acababa».
La relación entre ambos, pese a la adoración que Don Juan Carlos sentía por su padre, nunca fue fácil, ya que la prioridad absoluta para el conde de Barcelona, a costa de su propio sacrificio y el de su familia, fue la Corona, algo que en este momento el Rey Juan Carlos comprende mejor que nunca.
Por recuperarla, pasó casi toda su vida en el exilio y privó del calor familiar a su primogénito, Juan Carlos, al que con 10 años envió a España para educarse con Franco. Su obsesión queda patente cuando Juanito, con 15 años, protagonizó una tragedia al disparársele la pistola con la que jugaba, matando la bala a su hermano Alfonso.
Hundido, pensó en ingresar en un convento, pero Don Juan le hizo jurar ante el cadáver de su hermano que cumpliría hasta el final sus obligaciones dinásticas. Fiel al juramento, permaneció en España, lo que le impuso renuncias como no poder estudiar una carrera universitaria, pues Franco se opuso, y dejar a su novia de juventud, Gabriela de Saboya, para casarse con Sofía, hija de los soberanos griegos, más adecuada para un futuro monarca.
El momento más devastador entre padre e hijo tuvo lugar en julio de 1969, cuando el dictador propuso a Juan Carlos como sucesor a título de Rey: el entonces príncipe se vio en la encrucijada de aceptar, despojando al padre de esa Corona por la que sacrificó su vida en el exilio o negarse y que recayera en otro candidato. La reacción de Don Juan fue terrible, pues rompió con su hijo, negándose incluso a cederle sus derechos dinásticos, lo que dio lugar a una inédita situación: Don Juan Carlos fue proclamado Rey el 22 de noviembre de 1975, sin estar legitimado dinásticamente como monarca.
No lo estaría hasta el 14 de mayo de 1977, cuando Don Juan dio su brazo a torcer y le cedió sus derechos en una ceremonia íntima en Zarzuela. «Majestad, todo por España» exclamó, cuadrándose ante su hijo.
Ceremonia que supo a poco al conde de Barcelona, que hubiera preferido algo más solemne, en el Congreso o el Palacio real, pero Zarzuela no estaba por la labor. «Les hubiera gustado que renunciara por teléfono», comentaba con amargura.
Ese sinsabor le acompañó de por vida, pese a lo cual decidió, ante la insistencia de Don Juan Carlos, poner fin a su exilio en Estoril para afincarse en España. Don Juan y su esposa, Doña María, se instalaron en Villa Giralda, un chalet de la urbanización Puerta de Hierro enclavado en una parcela de unos 4.000 metros cuadrados.
La relación con su hijo, el Rey Juan Carlos, que les colmó de atenciones, se normalizó totalmente, y los condes de Barcelona fueron fijos en todos los eventos familiares. Incluso celebraron por todo lo alto el 12 de octubre de 1985 sus bodas de oro matrimoniales en el palacio de El Pardo con la asistencia de la familia real en pleno, y todos sus hijos y nietos.
Además, Don Juan fue nombrado almirante honorífico de la Armada y ascendido a capitán general, pero a su juicio, nunca recibió el reconocimiento institucional que creía merecer. Por eso prefería no acudir a actos oficiales. «¿Cómo voy a ir a una recepción de palacio protocolariamente por detrás de un subsecretario?», se quejaba.
REPORTAJE
Por Lic. Rody Rivas Zambrano,
Corresponsal de Ecuador News en Madrid
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