La familia ecuatoriana no tuvo suerte
Muchos días después aún rescatan sobrevivientes entre las ruinas
En una carrera contra el reloj, encontraron chicos y adultos que resistieron más de 140 horas bajo los escombros.
Muchos días después del terremoto que devastó enormes regiones del sureste de Turquía, los equipos de rescate todavía lograron sacar este domingo personas vivas de entre los escombros. Algunas, incluso, en un estado de entereza sorprendente. Mientras la cifra de muertos por el sismo devastador de 7,8 grados que sacudió Turquía y la vecina Siria el lunes pasado ya supera los 33.000, las tareas de rescate se mantienen en una carrera contra el reloj.
Y aunque las posibilidades de encontrar personas atrapadas con vida comienzan a diluirse, todavía hay milagros. En medio de un escenario devastador y un frío glacial, decenas de miles de socorristas locales y extranjeros trabajan entre las ruinas en busca de señales de vida. Y aunque según los expertos el tiempo se acaba, aún quedan sobrevivientes.
Uno de los últimos fue el de un chico de ocho años que fue sacado herido pero vivo en el pue-blo de Nurdagi, en la provincia de Gaziantep, tras pasar 155 horas entre los escombros.
Poco antes, los equipos habían sacado a dos hermanas de 22 y 28 años de un edificio derrumbado en Adiyaman, al noreste del epicentro, tras 152 horas atrapadas.
Otra nena, de tres o cuatro años, aguantó también casi 155 horas y fue salvada este domingo en Antioquía, una de las ciudades más afectadas por el temblor, donde el casco antiguo quedó arra-sado prácticamente en su totalidad.
Solo una hora antes salió con vida un hombre de 35 años en la misma ciudad tras cinco horas de trabajo, así como una anciana de 85 años, atrapada durante 152 horas en un espacio de 30 centímetros, pero sana y salva.
Un bebé de siete meses llama-do Hamza fue rescatado con vida más de 140 horas después del sismo en la provincia de Hatay (sur de Turquía) y la adolescente Esma Sultan, de 13 años, fue salvada en la vecina Gaziantep, según medios estatales.
«¿Sigue el mundo ahí?», se pre-guntaba el sábado Menekse Tabak, de 70 años, mientras era extraída de entre los cascotes en la ciudad de Kahramanmaras, según un video de la cadena estatal TRT Haber. En la misma ciudad se salvó a una profesora de 32 años, que tras 140 horas entre los cascotes no dudó en pedir a sus salvadores un vaso de té caliente, informó la emisora pública turca TRT.
También fue rescatada con vida una chica de doce años en el pueblo de Nizip, en la provincia de Gaziantep, que había sobrevivido 147 horas bajo ruinas.
Las bajas temperaturas, alre-dedor de cero grados en gran parte de la región, endurecen las condi-ciones de rescate, pero pueden haber contribuido a salvar algunas vidas, según explicaron a EFE miembros del equipo español de bomberos que trabaja en la zona.
Los escombros guardan cierto calor, por lo que bajo un edificio derrumbados hace menos frío que en el exterior, pero al no hacer calor, las personas atrapadas no sudan y no se deshidratan tan rápido como ocurriría en verano.
SIN CASA, CON HAMBRE Y FRÍO
El tiempo aprieta no solo para las personas que se sospechan atrapadas entre la destrucción, sino para cientos de miles de personas afectadas sin casa, con hambre y frío.
«Pronto, la gente de búsqueda y rescate dejará paso a las agencias humanitarias cuyo trabajo es cuidar al extraordinario número de personas afectadas en los próximos meses», advirtió el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, quien este domingo estimó que el número total de muertos en Turquía y Siria por el terremoto puede superar los 60.000.
Naciones Unidas advirtió quehasta 5,3 millones de personas sequedaron sin casa solo en Siria yque al menos 870.000 precisanurgentemente de comida en ambospaíses.
LA HISTORIA DEL BEBE
El pasado viernes los servicios de rescate localizaron bajo los escombros de un edificio de Samandag, en la provincia turca de Hatay, a una mujer de 33 años llamada Necla Camuz y su bebe de 10 días, Yagizm.
«Estoy muy feliz de que sea un bebé recién nacido. No recordará En nada», ha explicado la madre a la BBC.
Cuando el lunes pasado el primer terremoto sacudió Turquía de madrugada, Camuz estaba despierta amamantando al bebé.
«Cuando comenzó el temblor, quería ir donde mi esposo, en la otra habitación. Él quería hacer lo mismo. Pero cuando trató de venir hacia mí con nuestro otro hijo, el armario se les cayó encima y les fue imposible moverse», relata la mujer. Camuz quedó sepultada junto al bebé y no escuchaba a su marido y su otro hijo. El armario había impedido que una losa de hormigón les aplastase.
Después de casi cuatro días, la mujer escuchó a los perros de los servicios de rescate. Les habían encontrado.
En el hospital se encontraban ya el marido de Camuz, Irfan, y su otro hijo de tres años, Yigit Kerim. La madre y el bebé no tenían graves lesiones y fueron dados de alta 24 horas después.
«Creo que si mi bebé no hubiera sido lo suficientemente fuerte para aguantar esto, yo tampoco habría podido», ha dicho la mujer.
Una familia de cuatro miembros de Corona, Queens, estuvo entre los miles de víctimas
Burak Firik, de 35 años, su esposa Kimberly Salazar, de 32, y sus dos hijos pequeños, de 1 y 2 años, perdieron la vida después de que el edificio en el que estaban se derrumbara el lunes 6 de febrero debido al terremoto de magnitud 7.8.
Firik y Kimberly y sus hijos, salieron de su casa en Corona, Queens, para visitar a la familia de él en Elbistan, Turquía, dijeron familiares y reseñó PIX11. Los Firik estaban en el último piso del edificio de cinco pisos cuando se produjo el devastador terremoto.
El padre de Firik estaba en su automóvil y vio cómo se derrumbaba el edificio con su familia todavía adentro. Los equipos de rescate atravesaron los escombros del edificio para ayudar a recuperar a los sobrevivientes.
Mientras tanto en Corona Queens, la familia de Kimberly Salazar, de origen ecuatoriano tuvo que asistir virtualmente a la sepultura de su querida hija, su yerno y dos pequeños nietos, y dieron una misa en su memoria. Su padre Edwin Salazar totalmente destrozado manifestó el inmenso dolor que tiene por la pérdida de sus familiares.
Aproximadamente una docena de miembros de la familia se reunieron y oraron en la modesta casa de Salazar este martes. Un hermano habló con gran orgullo sobre su hermana mayor, quien se especia-lizó en biología en City College, y su cuñado, un graduado de la Universidad de Columbia que había trabajado como ingeniero de software para Amazon.
La familia Firik había estado en Turquía durante aproximada-mente un mes después de que Burak decidiera dejar su trabajo para pasar más tiempo con su esposa de origen ecuatoriana y sus hijos, Hamza y Bilal. Salieron de su casa en Corona y fueron a visitar a la familia de Burak en Elbistan antes de perecer en el terremoto.
Burak Firik fue miembro de la junta del capítulo de Nueva York del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR), una organización de defensa y derechos civiles sin fines de lucro. Estuvo en el Comité Directivo Nacional Turco Estadounidense en la organización. “Oramos por la misericordia de Alá para nuestro hermano Burak, su familia y todos aquellos que han regresado a nuestro Creador”, dijo la organización en un comunicado.
Burak también fue miembro dela junta del Centro Islámico de Sunnyside.
TEMA DE PORTADA
Despachos combinados,
en especial para Ecuador News
Para ver más noticias, descarga la Edición