Yaku Pérez: “Llevo en mis genes el proyecto político del movimiento indígena”
El 20 de agosto, Ecuador se juega su futuro político. Yaku Pérez, candidato del movimiento indígena y parte de la izquierda del país, estuvo a décimas de pasar a la segunda vuelta en los anteriores comicios.
Yaku Sacha Pérez Guartambel (1969) es indígena kichwa, abogado y candidato a presidente de Ecuador en las elecciones del próximo 20 de agosto. En las elecciones de 2021, con el 19,38% de los votos, el entonces candidato de Pachakutik se quedó fuera de la segunda vuelta por unas décimas. Pachakutik denunció fraude y una serie de irregularidades, que no fueron aceptadas por las autoridades competentes en la materia, por lo que la segunda vuelta entre Guillermo Lasso y Andrés Arauz, el candidato correísta, se terminó definiendo a favor de Lasso.
El 18 de mayo pasado, Lasso activó una herramienta constitucional conocida como muerte cruzada para disolver la Asamblea Nacional —un día después de que el Parlamento le iniciara un proceso de juicio político por presunta corrupción— alegando grave crisis política y llamó a elecciones.
A fines de mayo, un sondeo de Click Report señaló que casi el 74 % de la población consideraba positiva la disolución de la Asamblea Nacional, y que un 81% tenía una imagen negativa de Lasso. Por lo demás, la inseguridad aparece como la principal preocupación entre los ecuatorianos.
Actualmente Ecuador es el segundo país más violento de la región, la tasa de homicidios casi se duplicó entre 2021 y 2022. El desempleo, el narcotráfico y la minería ilegal aparecen como los principales factores que explican esta situación. Yaku Pérez toma nota y su programa de gobierno está centrado en un pacto ético, social y ecológico que contempla cuatro ejes: la minka por la economía, por la seguridad, y por la ética y la gobernabilidad. La minka es una reunión de personas para realizar un trabajo común sin mediar un beneficio económico.
Pérez viene de una “familia humilde”, y reconoce que sus primeros años de vida, “excluido de los servicios básicos”, fueron muy duros. “Fue duro salir adelante, pero con el esfuerzo de mis padres, y una beca que me dio la universidad pública, pude tener una profesión. Poco a poco me fui liberando del racismo y, ya en la universidad, renuncié a cualquier manifestación colonial, como usar el terno para ejercer la abogacía, dejarme crecer el pelo para reivindicar a mis ancestros o cambiarme el nombre. Cuando busqué el significado de Carlos, encontré que era un nombre de reyes, príncipes y santos, y eso no me calzaba a mí, así que, como homenaje a mis abuelos y abuelas, y como una forma de identificarme con mi lucha, cambié de Carlos a Yaku, que en quechua significa agua”, cuenta a El Salto.
Sus primeros pasos como activista en la universidad coinciden con el Levantamiento del Inti Raymi de 1990, a partir del cual el movimiento indígena se convierte en un actor de primer orden en la vida política del país. La lucha contra el extractivismo minero y la defensa del agua y la vida comunitaria comunitario han sido sus banderas. Desde su nacimiento en la política formal, en 1996, formó parte de Pachakutik, fue prefecto (gobernador) de la provincia de Azuay en 2019, y fue encarcelado en cuatro ocasiones durante el Gobierno de Rafael Correa, con el que, de más está decirlo, es particularmente crítico.
Pachakutik, partido nacido en 1995, es el brazo electoral de la principal organización política del movimiento indígena, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). En 2021, los representantes de este movimiento indígena hicieron una elección histórica y obtuvieron un fuerte bloque parlamentario (27 representantes), que les auguraba una buena proyección política, pero que, según Pérez, no supieron aprovechar. Por ese motivo, en estas elecciones, Pérez se presenta como candidato de su nuevo movimiento político Somos agua y por la coalición Claro que se Puede.
Sin embargo, a mediados de junio, Pachakutik retiró la candidatura de Leónidas Isa y anunció que apoyaba a Pérez. Por ahora, todo indica que entre Pérez y la candidata del correísmo, Luisa González, las mayores posibilidades de ganar la presidencia las tiene González, pero son unas elecciones atípicas, con una campaña con plazos restringidos, en la que los resultados dependen, en gran medida, del marketing político y la dialéctica de los candidatos.
¿Qué cree que ha provocado el cambio de postura del movimiento Pachakutik, que finalmente apoya la coalición que usted lidera?
-Yo no he tenido dificultades con las bases de Pachakutik ni con el movimiento indígena, sino con los asambleístas que tomaron decisiones individuales, pero con las bases siempre hubo articulación. Sí ahora, presionada por las bases, la dirigencia resuelve apoyarme, yo no soy arrogante y digo “gracias por el apoyo”. Llevo en mis genes la identidad indígena, y el proyecto político histórico del movimiento indígena, así que no tengo dificultades en aceptar su apoyo y estoy muy agradecido por ello.
El próximo presidente tendrá menos de dos años para gobernar, ya que el mandato sólo se extiende hasta mayo de 2025. ¿Qué planea hacer en esos dos años en el caso de ganar las elecciones?
-Mi propuesta tiene cuatro líneas de acción fundamentales. La primera es enfrentar la delincuencia, que hoy por hoy es la mayor preocupación de la población del Ecuador, con las fuerzas armadas controlando las fronteras y dotando de equipamiento a la policía; una reforma judicial y penitenciaria; y programas de inclusión social en lugares donde cunde la delincuencia.
Otro tema fuerte es reactivar la economía para combatir el desempleo y la desnutrición crónica infantil. Eso lo vamos a hacer impulsando la obra pública. También vamos a volver los ojos al campo con políticas crediticias, asistencia técnica y mejoramiento de los canales de riego y de las vías; la creación de la empresa nacional de acopio y comercialización de alimentos; y expidiendo canastas agroecológicas y solidarias. Todo esto va a mover la economía y combatir el desempleo. Finalmente, aspiramos a llevar adelante una consulta popular para corregir los errores que tiene la Constitución en materia del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que es una entidad que designa a 77 autoridades de control, pero que ha sido un completo fracaso. Igualmente, en materia ambiental, la consulta previa, libre e informada, tiene que ser vinculante; y reformas judiciales para que haya un mejor desempeño de la justicia en el país.
Además de elegir el próximo presidente, en las próximas elecciones los ecuatorianos también van a votar a favor o en contra de la exploración petrolífera en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana. ¿Qué me puede decir sobre esto?
-En los años 2013 y 2014 recogimos miles de firmas para la consulta popular y, después de diez años, se va a dar la consulta por la perseverancia de los jóvenes y los ecologistas. Estamos participando activamente para que gané el sí, y el crudo quede bajo el parque Yasuní. Esto sería un mensaje muy potente no solo para el Ecuador, sino para América Latina y el mundo, de que en el Ecuador se cuida la vida del planeta.
En una reciente entrevista con Diálogo Chino usted declaró que el expresidente Correa empezó bien en 2007, pero que el poder es tóxico y cuando uno no está suficientemente preparado, puede confundirse y perderse; y que Correa criminalizó la protesta social. En su caso, ¿por qué cree que el poder no lo hará perderse?
-Primero, porque yo vengo de un proceso social, nací en la extrema pobreza y, gracias al esfuerzo de mis padres y las becas obtenidas en las universidades, he tenido títulos de tercer y cuarto nivel, he sido profesor de varias universidades y he escrito algunos libros, pero, sobre todo, porque tengo alguito de experiencia, fui presidente de la organización indígena más fuerte del país en dos periodos, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), prefecto de la Azuay, y siempre tuve un cable a tierra que me permitió que no se me subiera la burbuja. Me siento una persona muy humilde, sé que el poder es efímero, he sentido la pobreza y la exclusión y, si quiero llegar a la presidencia, no es como un fin sino como un medio para cambiar estas gigantescas asimetrías sociales. Respecto a las protestas sociales, puedo decir que cuando no hay diálogo, y cuando no se atiende ni se escucha al pueblo, obvio que se levantan las voces, yo mismo me he levantado en resistencia pacífica, así que, para evitar eso, hay que dialogar y hay que destinar más política social pagando la deuda histórica, social y ecológica, a los pueblos indígenas y a los más pobres del Ecuador.
Usted ha sido encarcelado por defender el agua y también se ha declarado post-extractivista. ¿Qué significa eso?
-Que tenemos que ir a una transición del extractivismo hacia el post-extractivismo, buscar nuevas energías limpias, plantear una reconversión de la deuda externa con agua y oxígeno, y ponerse a tono con el pensamiento de la comunidad científica, ya que si no cuidamos esta casa grande vamos camino al suicidio colectivo. Todo esto hay que hacerlo pensando no en las próximas elecciones sino en las próximas generaciones. Tenemos que ser más humildes e ir a una reconciliación con la madre naturaleza, y con los sectores sociales y políticos del país, para encontrar un horizonte que nos cubra a todos enfrentando la violencia estructural.
¿Qué alianzas piensa establecer con los gobiernos de América Latina y qué alianzas se plantea en términos más globales?
-Siempre es bueno tener las mejores relaciones con los países amigos, particularmente de América Latina. Ojalá el cuidado del planeta nos permita unirnos a todos, lo mismo que la anticorrupción, y los crímenes de genocidio o ecocidio. En materia de integración, creemos que es necesario impulsar la creación de una corte penal americana para tener los mismos estándares de tipificación y sanciones del delito en tráfico de drogas, armas, ecocidios o lavado de capitales.
La cuestión latinoamericana tiene un peso determinante, no hay que olvidar que nosotros, aunque en una porción más pequeña, formamos parte de la Amazonía, y esta representa el 20% de oxígeno del planeta y el 20% de agua dulce de la humanidad. Entonces, en función de eso, hay que evaluar el peso de América Latina en el concierto mundial.
¿Cuál es su opinión sobre el tratado Libre Comercio firmado con China o el canje de deuda por naturaleza en Galápagos?
-Lo de Galápagos es un espejismo, podría conseguirse un poco más. Sí estoy de acuerdo, en general, cuando se establecen cláusulas más específicas sobre canje de deuda por el cuidado del ambiente, y con eso me refiero al agua y al oxígeno, a la biodiversidad. Lo del TLC hay que revisarlo bien porque puede significar una catástrofe para las pequeñas y medianas empresas que podrían colapsar, y llevarlos a la quiebra, ante el ingreso desenfrenado de productos elaborados en China.
De ser elegido, ¿qué piensa hacer con las centrales hidroeléctricas Coca Codo Sinclair y Toachi Pilatón?
-Auditar, y luego iniciar procesos judiciales, porque eso no puede quedar impune. A través de la Unidad de Análisis Financiero vamos a formar una Comisión Internacional que investigue los grandes contratos estratégicos de construcción de vías, hidroeléctricas, petroleras y telefónicas, a fin de determinar si hubo negociados y, sí los hubo, tratar de recuperar el robo y el saqueo que se hizo en perjuicio de los ecuatorianos.
Ecuador ratificó el Acuerdo de Escazú, ¿qué lugar ocupará el cuidado del medio ambiente en su gobierno?
-Un lugar privilegiado, hay que cumplir con el Acuerdo de París y con el de Escazú, y con todo lo que es derechos humanos y derechos de la naturaleza.
Esa es una prioridad, porque implica prevenir el colapso climático y el calentamiento global, una apuesta a futuro.
POLÍTICA
Entrevista de “El Salto”, medio ecuatoriano de España
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