MARX, EL CAPITAL Y LA REVOLUCIÓN MUNDIAL
Por Rodolfo Bueno
El ideal comunista surge durante el Directorio de Francia, cuando Babeuf dirige la “Conspiración de los Iguales”; su finalidad es eliminar la propiedad privada e instaurar la propiedad comunitaria para alcanzar la igualdad económica de la sociedad. Su movimiento fue salvajemente reprimido pero sus ideas engendraron todas las corrientes comunistas. Socialismo y comunismo son sinónimos hasta que Lenin les dio la actual definición: “El socialismo es la fase de transición entre el capitalismo y el comunismo”.
Los principales ideólogos del socialismo utópico, precursor del socialismo científico, fueron: Robert Owen, para el que una sociedad sin clases es una federación libre de comunidades autogestionadas; el conde Saint Simon, para el que la sociedad debe organizarse para satisfacer las necesidades de la clase más pobre y Charles Fourier, que propuso la creación de unidades de producción y consumo, basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente.
El socialismo científico fue formulado por Karl Marx, filósofo y pensador alemán nacido en Tréveris el 5 de mayo de 1818. Marx se doctoró en 1841 con la tesis “Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro”. Luego se dedicó a elaborar trabajos sobre la realidad social en la “Gaceta Renana”, de la que fue jefe de redacción; Marx se exilió luego de que esta publicación fue intervenida por la censura. Se dedicó entonces a estudiar diversas áreas de la filosofía y la historia. Fue influenciado por Hegel, el filósofo más importante de su época, al que modificó el método dialéctico de razonar, que, según sus palabras, puso de pie. Utilizó la dialéctica para analizar las contradicciones en la historia de la humanidad, en particular, las que existen entre el capital y el trabajo. Creó así la dialéctica del devenir constante, en la que se da la tesis y la antítesis, pero no se realiza la síntesis.
En París fundó la revista “Anales franco-alemanes”, que el gobierno francés cerró por presión de Prusia. En 1844 trabó amistad con Friedrich Engels, quien, además de ofrecerle su incondicional apoyo económico, será en adelante su más importante colaborador; también conoció a Proudhon, Blanc, Bakunin y Heine, importantes pensadores socialistas de su época. Pero la buena acogida de sus artículos políticos y fama de revolucionario provocan que fuera expulsado de Francia.
Se estableció en Bruselas, donde fundó la “Liga de los Comunistas”, luego de lo cual declaró no tener patria, ser ateo y revolucionario. Los movimientos revolucionarios de 1848, en los que el proletariado combatió el orden social establecido, permitieron a Marx desarrollar una teoría económica en la que convocaba a esta clase social a intervenir políticamente con el fin de producir el cambio revolucionario de la sociedad. Ese año publicó con Engels el “Manifiesto del Partido Comunista”, folleto redactado por pedido de la Liga de los Comunistas, que expone conceptos, fines y tendencias de los comunistas como una fuerza política. Luego se trasladó a Colonia donde editó la “Nueva Gaceta Renana”, esta publicación, de fuerte compromiso social, alcanzó tal éxito que fue prohibida por el gobierno renano.
Marx participó activamente en la fundación de la Primera Internacional, cuyo objetivo era el establecimiento de la nueva sociedad comunista. Desde las primeras sesiones de la Primera Internacional, la división entre comunistas y anarquistas se volvió irreversible, cuando ambas corrientes políticas chocaron por sus principios revolucionarios. Los primeros afirmaban que, para realizar los cambios sociales, era necesario mantenerse en el poder luego de la revolución y los segundos, que la transformación no sería culminada a menos que el capitalismo y el Estado fueran abolidos inmediatamente después de la revolución. Sus más importantes pensadores son Kropotkin, Malatesta, Proudhon y Bakunin.
En su obra “¿Qué es la propiedad?”, Proudhon la identifica como el derecho inalienable de todo individuo e intenta demostrar que “la propiedad es un robo”, que el orden económico político existente no la respeta porque beneficia a unos pocos. Proudhon identifica al obrero como el productor de la riqueza y a la burguesía como la usurpadora de la misma. Concluye que esta apropiación es posible porque el Estado defiende los intereses de las clases dominantes. Por lo tanto, mientras exista el Estado los ciudadanos nunca estarán libres de la expoliación.
La Comuna de París de 1871 es la primera experiencia de poder proletario y deja como legado valioso su misma existencia, sus principios rebeldes y heroicos, su democracia participativa y La Internacional, himno revolucionario que es entonado por un mundo sediento de justicia. La derrota de la Comuna de París fue un duro golpe para Marx que, a partir de entonces, abandonó la lucha política y se dedicó a redactar y publicar sus pensamientos.
En su extensa obra criticó la realidad social, especialmente en lo que respecta a la filosofía, la historia, la economía política y la teoría del valor y la plusvalía, lo que permite comprender en términos económicos el funcionamiento de la sociedad y, en particular, la acumulación del capital por parte de las clases dominantes.
Marx falleció en Londres el 14 de marzo de 1883. Su obra principal es “El capital”, estudio que explica el funcionamiento de la sociedad moderna y cuyo primer volumen apareció en 1867, luego de dieciocho años de trabajo. Para realizar el análisis de la realidad social y política, Marx utiliza como instrumento el método dialéctico. Marx define el desarrollo de la humanidad como la historia de la lucha de clases, en la que las clases dominadas son las que determinan el fin de las sociedades establecidas y dan lugar a las que surgen sobre sus cenizas.
Basa sus conclusiones en la contradicción intrínsica entre el trabajo y el capital, es decir, entre la clase trabajadora y la burguesía. Con base en la dialéctica de Hegel, Marx concibe esta lucha como una síntesis constante de los contrarios, cuando surge la contradicción entre la acumulación de la riqueza en pocas manos y la imposibilidad de que la gran mayoría de la sociedad disfrute de ella. Según él, esta situación se vuelve insostenible y da lugar a un sistema en el que desaparece la explotación del trabajo por el capital, o sea el comunismo, una nueva sociedad sin clases antagónicas. Marx considera que sólo en una sociedad con características de este tipo deja de existir la explotación del hombre por el hombre.
Sostiene además que sólo la clase trabajadora, principalmente la del sector industrial, es la productora de la plusvalía y que solo mediante la lucha política de sus sectores más conscientes se puede eliminar el capitalismo. Según Marx, la clase obrera, o sea la clase dominada, es la encargada de enterrar al capitalismo mediante la toma del poder luego de la revolución proletaria. El objetivo de la revolución es acabar con el Estado, instrumento político para la opresión de las clases sociales productivas. La toma del poder por el proletariado y su gobierno, la “dictadura del proletariado”, aunque se debe aclarar que el término “dictadura” en alemán significa “hegemonía”, no garantiza la distribución equitativa de las riquezas de la sociedad, sino que la burguesía derrocada no regrese nuevamente al poder del Estado.
Para llegar al comunismo, Marx propone una etapa de transición, el socialismo, en el que el proletariado suprime la propiedad privada de los medios de producción y planifica la economía, de manera que se provean todas las necesidades de la población. Marx entiende que con la realización de este objetivo cesan las causas para la existencia de clases antagónicas y, por ende, la necesidad del Estado. Si se socializan los medios de producción y se entrega su administración al Estado Obrero, con el tiempo disminuyen el tamaño y la influencia política del mismo. El comunismo, etapa posterior del socialismo, se establece cuando la sociedad puede multiplicar tan abundantemente los medios de producción que la riqueza alcanza para todos, lo que hace superflua la existencia del Estado, que así se extingue.
Marx define la violencia como la partera de la historia, es decir, como la fuerza necesaria para que los acontecimientos históricos se den, y considera deseable que la transición del capitalismo al socialismo se dé con la mínima violencia. También piensa que una vez que la revolución estalle en un país, la misma debe extenderse a los demás, lo que llama la revolución mundial.
¿Cómo no admirar a Marx, pensador ejemplar que luchó por liberar a la humanidad de la explotación del hombre por el hombre? Junto con Engels crearon una teoría que explica las características intrínsecas del capitalismo, que por más que pase el tiempo en su meollo es lo mismo, por mucho que la propaganda burguesa sostenga lo contrario. Sus propuestas: la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, para satisfacer las necesidades de toda la sociedad, y la extinción del Estado, al desaparecer las clases antagónicas, son tan actuales hoy como entonces.
OPINIÓN
Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
Para ver más noticias, descarga la Edición