Opinión. Donald Trump, ¿hacer de nuevo grande a Estados Unidos?

Carlos Maldonado Alvarado, Doctorante de Ciencias Sociales y Políticas IBERO
Las elecciones del 5 de noviembre de 2024 en Estados Unidos tuvieron un resultado muy favorable para el candidato Donald Trump del Partido Republicano; alcanzando 312 votos electorales (por arriba de los 270 requeridos para ganar la Presidencia de aquel país); también ganó la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes.
La fórmula de Trump en conjunto con el candidato a la vicepresidencia, J.D. Vance, resultó de forma incontestable en un triunfo electoral, tras competir con la actual Vicepresidenta, Kamala Harris del Partido Demócrata.
La propuesta ganadora de Donald Trump está asentada en rasgos claros de populismo que, según la teoría política son: la polarización de la sociedad en una dicotomía del pueblo contra el establishment; en este sentido, el pueblo construido por Trump es el grupo de estadounidenses blancos, protestantes de clase media baja, tanto de procedencia rural (rednecks) como urbana (blue collars), frente a un grupo poderoso que ha dejado a este pueblo sin trabajo por su búsqueda de ganancias fuera del país.
Por otro lado, el Presidente electo, que asumirá su segundo mandato el próximo lunes 20 de enero, también ha generado un enemigo común construido por los inmigrantes ilegales que provienen principalmente de América Latina; de aquí que su discurso descansa en el cierre de fronteras, la deportación de personas irregulares y la estigmatización del inmigrante sin documentos como delincuente.
Finalmente, Donald Trump defiende una política proteccionista y soberanista que critica la globalización y la deslocalización para dar preferencia a la industria doméstica, basada en la relocalización de las empresas estado- unidenses a su país de origen; critica las políticas ambientalistas, pues niega el cambio climático y da preferencia a los combustibles fósiles, incluso mencionando en su discurso de triunfo que Estados Unidos cuenta con más petróleo que Arabia Saudita y Rusia.
En resumen, Trump apoya una política económica industrialista, un proteccionismo comercial, un supremacismo estadounidense y una guerra comercial con China; ¿todo esto será suficiente para hacer nuevamente grande a Estados Unidos?
Pueden ser únicamente discursos que apoyan estereotipos que permean en parte de la sociedad que sigue al nuevo Presidente electo, pero también puede ser una reacción al declive estadounidense frente a potencias emergentes como Rusia, China e India.
Sin duda, a partir del 20 de enero de 2025, podremos observar si la construcción discursiva de Trump se aplica en políticas de gobierno efectivas o sólo queda en propaganda política. Algunos obstáculos para el proteccionismo pueden ser el alto costo de la mano de obra estadounidense, los gastos de relocalización, la competencia de potencias emergentes productoras de bienes de consumo, el suministro de materias primas, entre otros.
Para concluir, Estados Unidos es un país donde se privilegia el Estado de Derecho, que tiene la capacidad de poner frenos al poder presidencial; no obstante, las mayorías legislativas pueden aprobar algunas políticas de Trump.
En el tema migratorio no es fácil un cierre completo de las fronteras, pero puede servir como chantaje hacia México para doblegar nuestras políticas y generar más detención de migrantes como se ha hecho en el pasado.