¿POR QUÉ LOS POLÍTICOS COMPRAN VOTOS?
Desde el primer trueque de una dracma por un voto en Atenas hace más de 2.500 años, los “políticos” han practicado el arte bien perfeccionado, aunque rudimentario, de la compra de votos y en Ecuador por desgracia es una costumbre y hasta diría una tradición, una cultura.
Sus incentivos van desde las bebidas alcohólicas, dinero en efectivo, ropa, alimentos. La compra de votos no es un fenómeno generalizado. La práctica corrupta surge a partir de condiciones específicas y prospera en circunstancias que dificultan particularmente su control y erradicación.
Los “políticos” recién llegados están decididos a conseguir que sus partidos sean los primeros en ganar. Eso les brinda ventajas en términos de gastos, patrocinio y de atención de los medios de comunicación, lo que facilitará en gran medida ganar las elecciones en el futuro.
¿Qué hacen estos ambiciosos políticos de partidos que no tienen rostro? Compran votos. La compra de votos no sólo tiene lugar durante las transiciones democráticas. Ocurre en todos los países donde los partidos políticos no consiguen construir una marca que convenza a los votantes de que pueden confiar en sus promesas electorales.
La compra de votos en Ecuador se ha generalizado debido a la abundancia de partidos o movimientos políticos débiles, remendados, sin poder de convocatoria, sin bases sólidas en su estructura, incapaces de construir una plataforma política, pero con un solo objetivo, llegar al poder, aunque no sepan para qué.
Los candidatos a la Presidencia, asamblea, alcaldes, prefectos, concejales, consejeros han cambiado de movimiento o partido en muchas ocasiones. Esta falta de lealtad con el propio movimiento, significa que los partidos políticos no tienen prácticamente ninguna trascendencia en términos de ideología ni de compromisos a largo plazo.
La compra de votos es un fenómeno difícil de controlar y erradicar. Los ciudadanos, sobre todo los más pobres y los marginados, pueden llegar a considerar que el pago de dinero en efectivo antes de las elecciones, sea lo único que consigan de un gobierno ineficaz. Puede que lleguen a depender de ello. El resultado es que se produce un círculo vicioso y dañino para la Democracia.
Los votantes son “sobornados” a menudo o muy a menudo. Además, cuando los partidos estén supuestamente mejor constituidos, la compra de votos seguirá produciéndose cuando las elecciones sean reñidas. Paradójicamente, aquellos que más sufren de la corrupción se convierten en los que tienen menos probabilidades de oponerse a ella y demandar reformas.
Los cambios en las instituciones políticas y en la cultura, que fomenten la constitución de partidos programáticos con fuertes tradiciones e ideologías y un historial de cumplimiento de las promesas hechas a los votantes, podría acabar con las ilegalidades que desvirtúan la voluntad popular.
HOLGUER MARIANO JARA
Especial para Ecuador News