Daniel Noboa, juramenta para un segundo mandato

Es consciente de los retos que ha asumido con el país
Oficina de redacción de Ecuador News en Quito y despachos combinados.
El presidente reelecto de Ecuador, Daniel Noboa, juramentó el sábado 24 de Mayo para un nuevo mandato de cuatro años, en una ceremonia en el pleno de la Asamblea, en la capital ecuatoriana.
El presidente del legislativo, Niels Olsen, tomó el juramento y ciñó la banda presidencial a Noboa, lo que marca el inicio del nuevo período de gobierno, que se prolongará hasta mayo del 2029.
En el acto estuvieron presentes los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y de Perú, Dina Boluarte, además del secretario de Salud de Estados Unidos, Robert Kennedy, entre otras decenas de invitados y delegados internacionales.
El domingo siguiente fue la ceremonia de investidura, que contó con la asistencia de delegaciones de 57 países y de 18 organismos internacionales, según el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Los invitados internacionales comenzaron sus actividades en la noche del viernes 23 con un tedeum en la Catedral Metropolitana de Quito que dará paso a un cóctel en el centro cultural aledaño.
El mismo sábado hubo una ofrenda floral en la cima de la libertad que conmemora el triunfo en la batalla de Pichincha que selló la independencia de Ecuador, a los que le siguío el acto de investidura en la Asamblea antes del almuerzo oficial que ofreció Noboa en el palacio presidencial de Carondelet.
Crimen, déficit y empleo
La «guerra» contra el crimen organizado, el déficit de la economía y la creación de empleo se presentan como los tres grandes retos que abordará el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, en el nuevo mandato.
Tras haberse impuesto en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a la candidata correísta Luisa González, Noboa avizora un periodo para profundizar las reformas que ya trató de emprender en su corto mandato de año y medio en el que completó el periodo que no culminó el expresidente Guillermo Lasso (2021-2025).
Para ello, Noboa había anticipado repetidamente que impulsaría una Asamblea Constituyente que dejara atrás la Constitución de 2008 creada durante el mandato presidencial de Rafael Correa (2007-2017), pero esa idea se disipó en el momento que el oficialismo se aseguró el control de la Asamblea Nacional (Parlamento), con el correismo como oposición.
«Esas posibles contradicciones tienen que ver con la ausencia de un guion político claro del Gobierno y, me da la impresión de que también pasa en lo económico, desafortunadamente», apuntó a la agencia de noticias EFE el analista Santiago Basabe, profesor de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
Basabe anotó que la mayoría del oficialismo en la Asamblea depende de minorías como el movimiento Pachakutik, brazo político del movimiento indígena -cuyos dirigentes se aliaron en la segunda vuelta electoral con el correísmo- y del Partido Social Cristiano (PSC), «dos agrupaciones que históricamente han sido muy móviles», dijo.
Violencia, la mayor angustia
Por eso, el analista consideró un error del Gobierno poner a prueba «una mayoría tan frágil» con un proyecto «que se presta a mucha discusión y polémica» como el enviado el sábado para «desarticular las economías criminales vinculadas al ‘conflicto armado interno'», que Noboa declaró a inicios de 2024 para combatir a las bandas del crimen organizado.
Esta iniciativa busca, entre otras medidas, reforzar la actuación de la Policía y de las Fuerzas Armadas dentro de la «guerra» contra el crimen organizado al punto de incluir indultos presidenciales frente a investigaciones de sus integrantes, como sucede con distintas denuncias por violaciones a los derechos humanos acumuladas desde el inicio del «conflicto».
El Ejecutivo quiere demostrar así que es consciente de la mayor angustia de los ecuatorianos: la violencia criminal, que llevó al país a estar a la cabeza de Latinoamérica en índice de homicidios en 2023, una tendencia que se redujo en 2024, pero que ha repuntado en 2025 con un promedio de un asesinato por hora.
Déficit y deuda externa
En términos económicos, los esfuerzos de Noboa seguirán enfocados en cerrar el déficit estatal que recibió en 2023 de cerca de 4.800 millones de dólares, equivalente a alrededor del 5 % del producto interior bruto (PIB) y que el año pasado llegó a más de 3.000 millones de dólares, con la presión añadida de mayores pagos de la deuda externa en 2026.
Con el amparo del Fondo Monetario Internacional (FMI) a través de un programa crediticio de 4.000 millones de dólares aprobado el año pasado, Noboa apunta a la senda de una mayor recaudación tributaria y a reducir el gasto público en aspectos polémicos e impopulares de cambiar, como las subvenciones a los combustibles.
A ello se suma la búsqueda de nuevos mercados para las exportaciones ecuatorianas y la llegada de inversiones, especialmente en el sector minero, de modo que el país salga de la contracción del 2 % registrada en su PIB en 2024, con la previsión de crecer 2,8 % en 2025.
«Es un modelo económico más orientado en el sector privado que en el público; que va a priorizar la dinamización de los distintos actores y sectores del sistema productivo, pero no hay una cosa muy puntual de parte del Gobierno», dijo Basabe, al señalar que tampoco ve claridad en la política fiscal y tributaria.
Empleo, salud y educación
Desde un inicio, Noboa llegó al poder con el propósito de generar empleo para los jóvenes, algo en lo que hasta el momento no ha logrado marcar la diferencia, por lo que en este nuevo mandato puede volver a intentar alguna reforma laboral como la contratación por horas, que el año pasado no consiguió sacar adelante a través de un referéndum.
Para Basabe, al haber estado ya en el poder, la reelección de Noboa lo deja sin los «cien días de tolerancia» que la población suele otorgar a los nuevos gobernantes.
«Espero que el Gobierno sea consciente de eso y se ponga a trabajar sobre la marcha en diferentes campos, al mismo tiempo y con la misma velocidad», anotó al apuntar que actualmente el apoyo popular es la mayor fortaleza de Noboa, por lo que debe acelerar acciones para concretar sus ofertas macro pero también puntuales, como salud y educación.
Energía: inversión y sostenibilidad
Uno de los pilares del nuevo mandato será el fortalecimiento del sistema energético nacional. Noboa destacó los avances logrados en su primer periodo, en particular con respecto al desbloqueo de trabas para atraer inversión extranjera en el campo Amistad, un yacimiento de gas natural clave para la producción eléctrica del país.
“Nuestra meta es llegar a 1000 megas entre energía solar y eólica en los próximos años”, anunció el Presidente, destacando la diversificación energética como herramienta para garantizar el suministro. Además, mencionó una innovadora propuesta de instalar paneles solares flotantes en el embalse de Mazar, lo que permitiría bombear agua para mantener el nivel del embalse y mejorar la generación hidroeléctrica.
Noboa subrayó que, gracias a las lluvias recientes y al mantenimiento de las termoeléctricas, el país logró evitar apagones: “La cota del embalse de Mazar se encuentra 30 metros más arriba en comparación al límite del año pasado”, puntualizó.
Migración: acuerdos para proteger a los ecuatorianos
Sobre la situación de los migrantes ecuatorianos en el exterior, Noboa aseguró durante su investidura, que continuará impulsando acuerdos bilaterales con países europeos como España e Italia para garantizar que los ciudadanos sean tratados con dignidad y accedan a programas de educación y trabajo.
Uno de los logros diplomáticos más recientes fue el retiro de Ecuador de la lista de países prioritarios para deportación por parte del gobierno de Estados Unidos, lo cual, según el Presidente, “es una muestra del compromiso de nuestro país en articular políticas migratorias humanas y responsables”.